grupo jornadasvirgenesCon ocasión del Año de la Vida Consagrada, las Vírgenes Consagradas de España celebraron en Madrid, el primer fin de semana del mes de mayo, unas jornadas de formación en Teología, bajo el título de ‘El Ordo Virginum en la Iglesia hoy’.
Las jornadas comenzaron en la tarde del viernes 1 de mayo con la bienvenida por parte de D. Carlos Osoro Sierra, Arzobispo de Madrid, y de D. Joaquín María López de Andújar y Cánovas del Castillo, Obispo de Getafe.
A lo largo de los tres días, hubo diferentes ponencias.

 


El vienes 1 de mayo, María José Cabrera, virgen consagrada de la Diócesis de Tenerife, expuso ‘Encarnación y profecía: el arte de evangelizar por atracción’, y Monseñor Fernando Sebastián Aguilar, Cardenal arzobispo emérito de Pamplona y Tudela, pronunció la conferencia ‘Consagradas en Cristo Jesús’.

• ‘Encarnación y profecía: el arte de evangelizar por atracción’

Bajo este título, María José Cabrera, virgen consagrada de la Diócesis de Tenerife, expuso la esencia de la vida de las vírgenes consagradas hoy y aquí. Dios las escoge del mundo y en él las quiere, con osadía y amor creativo. Viven en una sociedad que escapa de lo duradero y eterno y se centra en el placer y en lo inmediato, en donde no se entiende una vocación como la de estas personas. Viven con los otros, pisando el fango de esas periferias a las que también alcanza la misericordia de Dios. Ahí les toca ser profecía de Cristo Vivo y Resucitado. En la medida en que sean reflejo y manifestación de Aquél que dio su vida por toda la humanidad, veremos cómo la humanidad es atraída hacia Cristo, para que Él sea todo en todos.

• ‘La urgencia de la unión plena con Cristo’

A continuación, Monseñor Fernando Sebastián Aguilar, Cardenal arzobispo emérito de Pamplona y Tudela, pronunció la conferencia ‘Consagradas en Cristo Jesús’. Afirmó que la virgen consagrada es una bautizada que acepta la llamada a vivir ya en este mundo la plenitud de la verdad bautismal, adelantando la unión con Cristo propia de la resurrección final.
Monseñor Sebastián manifestó que, a su juicio, no debiera ser la vida consagrada una vocación tan excepcional en la vida de la Iglesia. El cuerpo de vírgenes consagradas, dijo, podría representar una parte notable en el conjunto del Pueblo de Dios. Esto será una realidad en la medida en que todos los cristianos conozcamos y valoremos la consagración bautismal y la riqueza de la "urgencia escatológica" que representa la "segunda consagración", su identificación con Cristo resucitado, su muerte a este mundo para testimoniar la inmortalidad de la vida celestial, para servir a los hermanos con el anuncio del Evangelio y las obras de piedad y misericordia.

El sábado 2 de mayo, en la Casa de las Esclavas del Sagrado Corazón donde se celebraron estas jornadas, las ponencias estuvieron a cargo del decano-presidente de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, D. Juan Miguel Díaz Rodelas, con el título ‘Escudriñad las Escrituras, ellas hablan de mí: leer las Escrituras a la luz del misterio de Cristo’; de Cecilia Soldevila Arnedo, virgen consagrada de la Diócesis de Pamplona y Tudela, que expuso ‘La oración sálmica en el Ordo Virginum’, y de Monseñor Bernardo Álvarez, Obispo de Tenerife, que habló de ‘El Orden de las vírgenes en la perspectiva de la Iglesia como sacramento de salvación’.

• ‘Escudriñad las Escrituras’

El profesor Díaz Rodelas recordó la necesidad de la Ciencia de las Escrituras para conocer a Cristo, para hablar con Dios, y comentó los retos que tiene la Iglesia en el camino por recorrer hasta que sea la Biblia el texto principal de todos los cristianos.
Las vírgenes consagradas, insertas en el corazón de la Iglesia, han de colaborar particularmente con esta tarea. Hay que contemplar en la Escritura el relato de la intervención de Dios en la historia del hombre. Ésta es la tarea del cristiano, de la comunidad cristiana, de la virgen consagrada.

• ‘Una vida enmarcada por los salmos’

Cecilia Soldevila recordó que el estilo de vida de la virgen consagrada está acertadamente enmarcado cotidianamente por la Palabra de Dios, en especial por los salmos, que le unen con Cristo y la Iglesia en la Liturgia de las Horas y que precisamente cumple así la tarea del ritual de consagración que el obispo expresa entregándole el libro de la Liturgia de las Horas.
En los salmos se refleja la vida consagrada, su vinculación con lo finito y lo infinito. Rezar, recitar, meditar los salmos, salmodiar, es para las vírgenes consagradas rubricar su identidad, les inserta en su misión en la Iglesia: alabar continuamente a Dios e interceder continuamente por todo el mundo.

• ‘Participación en la misión de la Iglesia, sacramento e instrumento de salvación’

En la tarde del sábado 2 de mayo, Monseñor Bernardo Álvarez expuso el tema ‘El Orden de las vírgenes en la perspectiva de la Iglesia como sacramento de salvación’.
Recordó el Obispo de Tenerife que la Iglesia es historia de salvación, de elevación de la criatura humana a ser hijos en el Hijo. La virgen consagrada es signo de salvación, su consagración es inserción en la misión para que participen de la salvación. Dios se vale de cada uno para que a través de cada una ponga en relación a otras personas con Dios. Pero no sólo signo, sino también instrumento. Anuncia y denuncia. Denuncia múltiples dependencias que viven las personas. Por la oración, comunión con Cristo, nos ayuda a perseverar y a ser sus instrumentos. Orar con la gente, por las necesidades y los sentimientos de la gente, y orar en lugar de la gente. Oración de petición y oración de gratitud y de alabanza.


• ‘Las vírgenes en los primeros siglos cristianos’

Finalmente, el domingo 3 de mayo, la última ponencia estuvo a cargo del decano de la Facultad de Literatura Cristiana y Clásica de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid, D. Patricio de Navascués Benlloch, titulada ‘Las vírgenes en los primeros siglos cristianos’.

Dio una visión sobre las vírgenes consagradas de los siglos primeros y cómo las veían los Padres que escribieron en esos siglos. En general, de los escritos se entiende que es una vocación, un tipo de vida, un ordo asentado, puesto que ellos no tocan aspectos sustanciales, sino más bien colaterales, recuerdan consejos prácticos y, principalmente, expresan el gran aprecio de la Iglesia hacia las vírgenes consagradas.
La virginidad manifiesta que la virgen consagrada ha de imitar lo que hizo Jesús, dibujando en ella los rasgos del modelo divino mediante su manera de vivir, igual que Dios tomó la naturaleza humana para que nosotros pudiéramos participar de la divina. Igual que el Hijo de Dios conservó su carne inmaculada manteniéndose virgen, la virgen consagrada ha de huir de toda corrupción.
Fueron, pues, unos intensos días de alabanza, formación y convivencia que fortalecieron el vínculo de unidad en el Orden de las vírgenes consagradas.