profesionestawebLa hermana Rafaela Tocay Xuyá hizo sus votos solemnes el sábado 16 de mayo en el Convento de las Agustinas Recoletas de Colmenar de Oreja, en una festiva y entrañable ceremonia presidida por el Obispo Auxiliar de Getafe, D. José Rico Pavés.
 
El Obispo Auxiliar estuvo acompañado por los párrocos de Colmenar de Oreja y de Chinchón, D. Antonio Lucero y D. Pedro Chaparro, y por varios sacerdotes y religiosos agustinos.
La Hna. Rafaela Tocay Xuyá llegó hace cinco años desde Charrancho (Guatemala), pertenece a una familia numerosa y tiene un carácter alegre y sonriente, que llenará de luz los rincones de este convento que tiene más de 300 años de existencia.
Las palabras con las que Sor Rafaela empezó la lectura de su compromiso -“…y deseo vivir siempre para el Señor…”- sirvieron a D. José para iniciar su homilía, en la que destacó que, “para el mundo, lo que estamos haciendo aquí esta tarde apenas cuenta ni tiene repercusión, pero qué distinto es para Dios y para la Iglesia”.
“En este contexto litúrgico de la Ascensión, desde esta misma tarde, y en el Año de la Vida Consagrada, esta hermana ‘providencialmente’ ha querido dar su sí al Señor para toda la vida, mientras vemos al Señor subir al cielo. Con la letra de la canción inicial, que recoge ese extraordinario pensamiento de S. Agustín -‘Nos hiciste, Señor, para ti’-, ella nos recuerda dónde hemos de poner nuestro corazón, nuestra mirada, nuestra vida”, explicó D. José.

 

Toda la ceremonia con la que Sor Rafaela entregaba su vida al Señor para siempre estuvo cargada de signos, como el tumbarse en forma de cruz ante el altar, mientras otras dos hermanas de su tierra daban vueltas a su alrededor y esparcían sobre su cuerpo pétalos de rosa, o el canto de las letanías de los santos, con marcado acento de la familia agustiniana, precisamente en el día de San Alipio y San Posidio.
Tras la acogida de la superiora y la firma en el libro de la comunidad de la Hna. Rafaela y del Sr. Obispo, un sonoro aplauso se extendió por ese templo.
El evento quedó recordado en una tarjeta marcapáginas con los datos de la Hna. Rafaela y de su profesión, y con una frase de Sta. Teresita: “Amo a Cristo, de quien soy feliz prometida”.
Después, los presentes pasaron al locutorio y al pequeño hall del torno y de la puerta del convento, donde se había preparado un aperitivo para todos los asistentes.
Las hermanas no dejaron de hacerse fotos, de recibir felicitaciones y, al final, con los hermanos agustinos, los padres y los seminaristas departieron en el salón de entrada del monasterio con alegría, se fundieron en abrazos y se hicieron muchas más fotos.