oracionobispoweb Cientos de jóvenes respondieron el pasado viernes 9 de octubre a la convocatoria del obispo para pasar juntos una hora de oración y reflexión en la Catedral de Santa María Magdalena. Como dijo D. Joaquín López de Andújar a los asistentes, “es una forma de reunir fuerzas para caminar en la vida”.
La jornada de oración tendrá lugar en la Catedral los segundos viernes de cada mes, de 22.00 a 23.00 horas, y cada encuentro estará organizado por un arciprestazgo diferente.
La primera noche se cumplieron las expectativas. Fueron más de 200 jóvenes de diferentes puntos de la Diócesis los que se acercaron a la Catedral de Santa María Magdalena en Getafe. “Habéis respondido a la llamada que os hice la peregrinación a Guadalupe”, dijo el obispo.
En esta ocasión se ofreció la Hora Santa por los cristianos perseguidos, los refugiados, el Sínodo de la familia, por los que no conocen a Dios y por los enfermos, para que sepan llevar la cruz. Por último, se pidió por la Gran Misión diocesana de este curso, “para que el mundo arda por Él”.
Estos ratos de oración todos juntos sirven para estar en paz con el Señor ante tantas turbulencias. Como dijo D. Joaquín, “tenemos que abrir la puerta al Espíritu Santo para dejarle entrar en nuestro corazón”. Para ello, se requiere de cuatro llaves: la oración, para sentir la presencia del Maestro; los sacramentos, que ayudan a unirse a Dios; la buena formación cristiana, para dar respuesta a las preguntas difíciles que nos hagan y la importancia de ir a nuestras parroquias para formarnos, la caridad y el amor, amor fraterno que nos une para abrir el corazón al Señor, que nos ayude a ser santos.
 
“Ante la soledad, Dios nos conoce, sabe nuestra historia y secretos más profundos”, dijo D. Joaquín. Haciendo alusión a la parábola del buen samaritano, el obispo habló de un Dios cercano, que no se muestra  impasible y “nos mira cuando estamos abatidos”.
Dios hace de Samaritano con nosotros, porque cura las heridas, acompaña al herido hacia la posada que es la Iglesia y paga al posadero para que nos sintamos cuidados. Este encuentro, señaló, es ir a la posada y dejar que el Señor nos instruya mediante las bienaventuranzas.
Tenemos que “empaparnos del Espíritu para estar gozosos de Él”, concluyó.