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El colegio Juan Pablo II de Alcorcón acogió el viernes 6 de noviembre una conferencia a cargo del cardenal D. Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona y Tudela, en la que analizó las conclusiones del Sínodo de la Familia. El obispo diocesano, D. Joaquín María, fue el encargado de presentar al purpurado y destacar la experiencia y sabiduría que atesora al respecto.
 
“Se celebran sínodos porque el futuro de la familia es bueno para la Iglesia”. Así lo expresó D. Fernando Sebastián ante “la visión utilitarista y superficial que se tiene de la educación”.
 
Es vital “enseñar y ayudar a ser persona”, remarcó Sebastián. Se trata de conseguir un hombre que se acomode al conocimiento, sin crear la realidad, sino conociéndola y aceptándola. Educar es “ayudar a descubrirse, encontrar las virtudes y conocerse como persona”.
 
Habló de que, para adquirir el ideal de humanidad, hay que seguir a Jesucristo, pues “la verdadera educación incluye el aprendizaje de Jesús”.
 
Para ser “imitador de Jesucristo”, Sebastián considera que hay dos elementos a tener en cuenta: el elemento familia-educación y la Iglesia.
 
Ante las “deficientes formas de convivencia” que están surgiendo, la verdadera familia es la que nace del matrimonio, “que es perpetuo”, dijo Sebastián. En él, no se puede prescindir de la referencia de Jesús, “signo y fuente de santificación, porque la convivencia es un elemento de educación”.
 
Además, hay que tener en cuenta en todo momento a la Iglesia, “para ayudar a las nuevas parejas a vivir el matrimonio religiosamente e imponer como norma de la parroquia que ninguno se sienta solo”.
 
Para ello hay que empezar desde la adolescencia, revisando las catequesis, que tienen que ser “un camino de conversión y de aceptación de Jesús como norma de vida”.
 
Al acto acudieron alrededor de 160 personas y la apertura estuvo dirigida por el presidente de Educatio Servanda, D. Juan Carlos Corvera, quien destacó que el motivo de la celebración de este seminario aclaratorio se debía a la diferencia entre información y conocimiento, que, “en ocasiones, puede llegar a ser caótica”.
 
Dijo que sobre el Sínodo se ha dado mucha información y poco conocimiento, por lo que “hay que elaborar los datos para convertirlos en conocimiento, para lo cual se necesita de tiempo, esfuerzo, maestros y criterio”.