parroquiasantocristoweb Para acompañar al papa Francisco en el inicio de este tiempo de gracia especial, en el que comienza el Año de la Misericordia, 50 fieles de la Parroquia Santo Cristo de la Misericordia, de Boadilla del Monte, peregrinaron a Roma entre el 4 y el 9 de diciembre. Éste es el testimonio de una de ellos, María Estela Santillán:
¡Cuánto nos quiere el Señor! No se cansa de manifestarlo, y a través del santo padre, nos regala este Año Santo de la Misericordia para encontrarnos con Él, ¡para llenarnos de su amor!
Iniciamos  nuestro camino en Florencia, llenándonos con el espíritu de San Francisco, y gradualmente nos fuimos acercando a este momento en La Verna y Asís; luego, en el Santuario de la Misericordia de Collevalenza, nos detuvimos a adorar al Señor Eucaristía y preparar nuestros corazones  a través de un retiro, con puntos de meditación dados por nuestro párroco, D. Javier Siegrist, para dejarnos envolver por el misterio de la misericordia de Dios.
Ya en Roma, después de un ‘madrugón’ para estar en un buen sitio, pudimos participar de la Eucaristía y de la ceremonia de apertura de la Puerta Santa, atravesarla y, después de cumplir con los requisitos necesarios, ganar el Jubileo.
Esto es impresionante, ‘borrón y cuenta nueva’. El Señor quiere disfrutar de nosotros toda una eternidad en el cielo y ya no sabe qué medios poner para que nos demos cuenta de su amor. No quiere que ninguno de nosotros se pierda esta oportunidad. ¿La aprovechamos? Y aquí, pienso en María. Si en algún momento tenemos dificultad, temor o vergüenza de dar el paso de acercarnos a Jesús, ella, como Madre, si se lo pedimos, nos llevará de su mano al corazón misericordioso de su Hijo. ¡No podemos dejar de vivir y disfrutar este año de gracia! Que no sea tiempo perdido por negligencia nuestra.
Antes de regresar a Boadilla, un regalo más del Señor: participamos de la audiencia del miércoles, en la que el Papa Francisco, como padre paciente, reflejo del Señor, volvió a insistir en la misericordia de Jesús y cuánto quiere que nos acerquemos a Él.
En nuestra Diócesis tenemos dos puertas santas abiertas de par en par, a través de las que se derrama toda la gracia a borbotones, como del costado de Cristo, para encontrarnos, para inundarnos de Amor. ¡No las desaprovechemos. El Señor nos espera!