Más de medio centenar de miembros del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Getafe participaron en la V Ultreya Mundial celebrada del 4 al 6 de mayo en Fátima (Portugal), en el marco del centenario de las apariciones marianas en esta localidad.
Los fieles diocesanos se unieron a los 8.000 cursillistas reunidos en la ciudad portuguesa, procedentes de los cinco continentes. Hacía más de 17 años que Cursillos de Cristiandad no hacía este encuentro mundial, que en esta ocasión despertó la ilusión de los participantes que acudieron a la cita.
Los asistentes participaron en varias actividades, como un Rosario de antorchas por la noche, la consagración del movimiento a la Virgen María delante de la capilla de las apariciones, charlas y testimonios de diferentes laicos y meditaciones de obispos y cardenales en la Basílica de la Santísima Trinidad.
El santo padre Francisco también les escribió una carta que fue leída durante el encuentro, en la que les dio la enhorabuena y les animó a continuar con su misión evangélica.
Esta Ultreya Mundial fue una experiencia de Iglesia muy “enriquecedora”, según señalaron los fieles diocesanos que participaron. “Asombra ver cómo, por iniciativa de un laico, de un sacerdote y de un obispo en el año 1949, que fue cuando nació el primer cursillo de cristiandad en Mallorca, el Espíritu Santo ha soplado fuerte y 68 años después este movimiento español se ha extendido a todos los rincones del mundo y ha hecho tanto bien”, afirmó Maribel Vázquez, responsable de cursillos de la Diócesis de Getafe.
Aunque asistió gente que hablaba distintos idiomas, a todos les unía un amor incondicional a Dios, a la Virgen María, a la Iglesia y a la entrega en la evangelización a través de un cursillo. La unidad también se manifestó en la canción ‘De colores’, que tantas veces se interpreta en los cursillos. En esta Ultreya, cada uno la interpretó en su propio idioma, pero, cuando se pronunciaba el “de colores…”, todos lo hacían en español con una explosión de alegría y de gozo surgida de sentirse una gran Iglesia unida.
