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El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, visitó durante el fin de semana del 14 y el 15 de julio la Casa Madre de la Comunidad del Cenáculo, ubicada en Saluzzo (Piamonte, Italia), con el fin de conocer su labor y también celebrar la Fiesta de la Vida.
El prelado getafense viajó hasta allí invitado por un matrimonio de Boadilla del Monte -Ángel Enciso y Sonia Ortega- que colabora con esta comunidad en la rehabilitación de jóvenes drogadictos en Liberia (África).
D. Ginés compartió unos días de fiesta, de fraternidad, de oración y de misericordia junto a otros obispos invitados, y pudo conocer en primera persona la labor de reconstrucción de vida que realizan los miembros de la Comunidad del Cenáculo. 
El obispo escuchó la experiencia de jóvenes rehabilitados y de matrimonios enviados a la misión en otros lugares del mundo y rezó junto a ellos.
D. Ginés manifestó la apertura de la Diócesis de Getafe a esta realidad “para que la Comunidad del Cenáculo encuentre allí también un hogar para rehabilitar a jóvenes que hayan caído en la droga”.
 
Qué es la Comunidad del Cenáculo
La Comunidad del Cenáculo nació en 1983, gracias a la labor de la religiosa Elvira Pretozzi, que, junto con 12 jóvenes drogadictos, se trasladó a una casa en ruinas cedida por el Ayuntamiento de Saluzzo.
Pronto, gracias a la oración, la vida en comunidad, el clima de fraternidad y el apoyo mutuo, reconstruyeron la casa y, al mismo tiempo, sus vidas.
Sor Elvira se dio cuenta de que estos jóvenes buscaban en su corazón a Dios y cómo éste podía sanar sus vidas.
Estos jóvenes, una vez rehabilitados, abrieron otra casa cercana para continuar la misión de reconstrucción de vidas de otros drogadictos que cada día llamaban a la puerta de la Casa Madre.
Juntos observaron que la oración, y el tiempo pasado ante el Señor en la capilla, calmaba tanto sus corazones como sus inquietudes, y sobre todo las ansiedades derivadas del tiempo de abstinencia.
En la actualidad, la Comunidad del Cenáculo cumple 35 años, tiene 80 casas repartidas por todo el mundo y este año fundará otras dos en Paraguay y en Filipinas, donde el Gobierno encierra en la cárcel a quien encuentra consumiendo drogas en la calle.