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La Parroquia San Pablo (Getafe) organizó, desde el 19 al 24 de junio, encuentros y actividades para finalizar el curso, en las que participaron muchos voluntarios y feligreses en un entorno de amistad y caridad cristiana.

El programa de actos comenzó con una serie de testimonios que hacían referencia al lema de la fiesta parroquial, ‘¿Hay alguien que escuche mi grito?’.

Con el salón de actos lleno, dos matrimonios contaron lo que supone ir en contra de las corrientes materialistas que hoy se viven en nuestra sociedad. 

Estas parejas compartieron con los asistentes cómo, a pesar de saber relativamente pronto que sus hijas nacerían con síndrome de Down, decidieron seguir adelante y dar la vida a dos niñas que presentaron en el encuentro y que hicieron las delicias de los asientes.

“Nadie elige este problema. Dios determina a quién se lo da. Nosotros sólo respondemos con dignidad y amor ante nuestras hijas y ante Dios”, destacó uno de los matrimonios.

“Aprendes a vivir esta vida con normalidad y no con excepcionalidad. Desarrollas las virtudes de la paciencia y la realidad. Vives el día a día de tu presente más inmediato, y el futuro lo vas descubriendo con el presente diario”, aseguraron los participantes al exponer su experiencia de vida.

También destacaron que “la felicidad está por encima de la circunstancia” y que “el Señor está presente en todas las circunstancias”.

“Jesucristo nos puso a prueba con la decisión de las vidas de nuestras hijas y ahora nos da el premio de su amor y de su compañía”, concluyeron.

Cuando la sensibilidad y las emociones estaban a flor de piel por el primer testimonio, una voluntaria se puso en pie e informó de que su padre tenía una enfermedad grave y que, en su vida personal, había sido un hombre más bien ateo y alejado de las creencias religiosas. 

Esta persona señaló que, a raíz de la enfermedad, en su padre se estaba produciendo un cambio de actitud muy importante, de acercamiento a Dios, a lo espiritual y a lo religioso.

Como prueba de ello, proyectó un vídeo grabado a su padre en la habitación de un hospital, en el que da lectura a un texto religioso, con recogimiento, con afecto y con una profunda sensibilidad emocional, que dejó a todos impresionados.

El 20 de junio hubo juegos infantiles, tiempo para la reflexión y el diálogo, se proyectó un cortometraje, se celebró la fiesta del karaoke y el grupo joven de la parroquia dio un concierto titulado ‘Dime chica, ¿eres feliz en este mundo moderno?’. 

Una gran barbacoa y un excelente bar con terraza de verano permitieron compartir momentos de alegría y de amistad entre todos los asistentes.

El 21 de junio comenzó con la misa mayor, con mucha presencia de feligreses y de voluntarios de la parroquia, que con su asistencia dignificaron y dieron realce a la eucaristía.

Un grupo de voluntarios, soportando un calor asfixiante, procedió a cocinar cuatro grandes paellas que hicieron las delicias de todos los asistentes y que fueron repartidas a cambio de un donativo. 

La recaudación servirá para ayudar a las familias más necesitadas de la Parroquia San Pablo.

El encuentro festivo y solidario concluyó el 24 de junio con la reunión de la Escuela de Comunidad, que reflexionó en torno al tema ‘¿Hay algo que resista el embate del tiempo?’.