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El obispo auxiliar, D. José Rico Pavés, presidió el pasado domingo 21 de febrero el ‘Rito de Elección’ o de la ‘Inscripción del Nombre’, en el transcurso de la eucaristía que se celebró en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles.

En esta ocasión, un grupo de 26 catecúmenos -acompañados de sus catequistas, de sus futuros padrinos y de un nutrido grupo de fieles- fueron elegidos por la Iglesia para recibir los Sacramentos de la Iniciación Cristiana en la próxima Vigilia Pascual. De ellos, 23 estaban presentes en el Cerro y otros tres, realizaron el rito en el Colegio Juan Pablo II, de Parla. 

El Señor ha encomendado a los catequistas acompañarlos en este camino de la Cuaresma, para salir purificados de sus pruebas, porque según las palabras de D. José: "sólo en la prueba somos fortalecidos". 

El Rito tuvo dos partes fundamentales: una denominada ‘los escrutinios’ en la que fueron presentados ante la Iglesia y sus catequistas y padrinos dieron testimonio de que habían aprovechado bien el tiempo del Catecumenado.

Y la otra ‘la inscripción del nombre’ en la que fueron llamados uno a uno por su nombre, que será inscrito en el’ Libro de la Vida’, el día del Bautismo, y con el que Cristo les conocerá en el momento del encuentro definitivo con Él.

El obispo auxiliar les recordó que sus nombres “tienen un significado de Elección y de envío, ya que son elegidos para ser enviados a anunciar la alegría de haberse encontrado con Cristo”. 

Además, les invitó a tomar conciencia de los dones que el Señor les va a regalar y a lanzarse a preguntarle sin miedo: "Señor, ¿qué lugar quieres que ocupe en tu Iglesia?".

D. José les instó a combatir contra el pecado y el tentador “en esta Cuaresma, sabiendo que cuentan con la ayuda de toda la Iglesia, ya que cuando un miembro sufre, todos sufren con él y cuando uno se alegra, todos se alegran con él”.

“Vuestras alegrías serán las nuestras, vuestros tropiezos, los nuestros" insistió el prelado. 

Finalmente les deseó un corazón confiado en la Madre Iglesia, para dejarse conducir por ella como hasta ahora y les invitó a contar siempre con la protección amorosa de María, que Jesús nos da como Madre, para dárnoslo todo por su mediación.