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La Parroquia San Esteban Protomártir (Fuenlabrada) preparó diferentes actividades para celebrar la fiesta de la Divina Misericordia el pasado domingo 11 de abril.

Como acto principal se realizó una entrevista a José María Avendaño Perea, vicario general de la Diócesis de Getafe, sobre el testimonio de su madre, Jorja Perea; una mujer con una fe sencilla que demostraba el amor al Señor en el día a día, "una fe sin grandes pretensiones, pero que llegó a trasformar a todos los que tenía a su alrededor, empezando por su familia".

José María contó cómo había influido en su vida y en su ministerio la fe de su madre, la mujer que le enseñó a rezar. También le inculcó la misericordia por los pobres y a que fuera empático con ellos, ya que en otro momento fueron él y su familia “los que necesitaron esa ayuda, que recibieron siempre de Cáritas”. 

Ella siempre estuvo dispuesta a dar todo para los pobres, aun cuando apenas tenía nada que dar. Su hijo recalcó una frase que reflejaba esta misericordia de Jorja por ellos: “Los pobres me abrirán la puerta del cielo”.

Explicó que esta misericordia de Jorja por los demás “era posible gracias a la misericordia que ella recibía de Dios. Para ella el Sagrario era el primer lugar al que acudir para recibir consuelo, consejo y estar en paz. Consideraba la Eucaristía como un momento importantísimo del día, para el que se preparaba a conciencia, sabiendo el milagro que iba a presenciar”.

Durante la entrevista, Avendaño introdujo numerosas anécdotas sobre su madre que hicieron que fuera un momento muy ameno para todos los presentes. 

Tras la muerte de Jorja Perea se están comprobando numerosos “favores” o gracias que se están realizando por medio de su intercesión. Es por ello por lo que se está iniciando el procedimiento para que pueda ser beatificada o, en un futuro, canonizada. Se debe esperar cinco años desde la muerte de la persona, que en este caso se cumplió el pasado mes de agosto, por lo tanto aún está en una fase muy primaria. No obstante, se presume que no será un proceso muy tedioso debido a que los teólogos no tienen nada que estudiar, ya que Jorja Perea no sabía ni leer ni escribir.

Una vez finalizada la entrevista, hubo un momento de Adoración mientras el vicario general confesaba a algunos fieles. Posteriormente rezaron unidos la Coronilla de la Divina Misericordia para alcanzar la Indulgencia plenaria y finalizó la jornada con la celebración de la eucaristía.