ordenados2016

Con motivo de la celebración de la Jornada de Oración por las Vocaciones Nativas el pasado domingo 25 de abril, el párroco de Santa Teresa del Niño Jesús, Jean Claude Kakule (religioso agustino de la Asunción), comparte su testimonio de vida y de fe con la Diócesis de Getafe.

“Si recuerdo bien, saqué esta foto en el año 2018. Era justo después de celebrar una misa con un grupito de chavales de la ‘Infancia misionera’ en la periferia del este de la República Democrática del Congo. Estos chavales me recordaban mi vida cristiana vivida desde pequeño, ya desde el vientre de mi madre Adolfina, esposa mi padre Pablo, un catequista. 

Crecí en una familia cristiana y viví la fe con naturalidad. La amistad con otros chavales del barrio me permitía ir a misa con un grupito de amiguetes sin necesidad de la compañía de los padres. Nada era forzado, nos daba gusto pertenecer a movimientos o grupos cristianos, yo era Scout. Deseábamos que llegara el domingo para poder ir a misa y correr tranquilamente en nuestra Parroquia o Sector.

Hasta los 16 años no había pensado que podría ser religioso o sacerdote. 

Tres factores me motivaron para entrar en la vida religiosa:

Primero, la generosidad de los misioneros: los ‘Padres Blancos’ y ‘Padres Asuncionistas’ (Agustinos de la Asunción) a los que pertenezco que dejaron sus familias y tierras para ir a la Diócesis de Butembo-Beni (Este de la R.D Congo).

Segundo, el testimonio de estos misioneros; muchos de ellos se hicieron verdaderos hijos de sus tierras de misión. Algunos aceptaron llevar nombres de nuestras culturas y decidieron morir y ser enterrados allí. Llamaba la atención el que no solo fundaron parroquias sino que junto a todas las parroquias había, siempre al lado o en la misma colina, una escuela y un centro de salud. Diría que tenían la idea clara de la promoción integral del ser humano. 

 Para promover la evangelización y el cuidado de estas obras, estos misioneros optaron por promover primero las vocaciones nativas (femeninas: religiosas y laicas; y masculinas: religiosos y sacerdotes diocesanos) para que colaborasen en la evangelización de sus propios hermanos. Allí, la opción preferencial por los más necesitados no es un cuento sino un hecho real.

 Tercero, como dice el lema de este año ‘¿Para quién soy yo?’ yo llegué a preguntarme cómo y por qué llegué a España, esta tierra de misioneros y de los santos que yo conocía por haber leído a través de sus libros. Quizás sea por la gracia divina que estoy en España o sea una respuesta a la generosidad de aquellos misioneros que lo dejaron todo y que fueron a mi tierra para mostrarnos cuál es el rostro del Dios cercano cuyo Hijo vino a estar con nosotros.

Doy gracias a Dios por miles de misioneros y misioneras (laicos y religiosos). Muchos están fuera de sus países, otros lo son al estilo de la pequeña Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones aunque no salió del convento. Gracias a todos por rezar y amar la misión. ‘¿Para quién soy yo?’ Pues, no sé tú, yo para Cristo y para su pueblo”.