ordenados2016

El obispo D. Ginés García Beltrán presidió el pasado domingo 26 de septiembre la misa en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción (Móstoles) con motivo de la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.

El prelado estuvo acompañado por el delegado de Migraciones, Fernando Redondo, el párroco de la comunidad, Pablo de Haro, sacerdotes de otras parroquias de Móstoles y los capellanes que atienden fieles inmigrantes.

La eucaristía, que fue preparada por  inmigrantes de distintos países, estuvo marcada en todo momento por el clima de fraternidad, de unidad, de acogida y de alegría que caracteriza a la Iglesia y que señalaba el lema del encuentro “Hacia un nosotros cada vez más grande”.

Ese clima de unidad fue resaltado por el delegado Fernando Redondo en su monición de entrada en la que destacó que: “nos sentimos unidos también a toda la Iglesia universal que celebra esta jornada, que nos recuerda que la realidad de las migraciones es un signo de los tiempos. Que junto a las personas migradas y refugiadas, es el Señor resucitado quien llega y espera de la Iglesia la acogida integradora que reclama siempre la Palabra de Dios”.

“El lema que el Papa Francisco nos propone este año, nos invita a situarnos ante las migraciones como ante una oportunidad para profundizar en la catolicidad de la Iglesia, en su universalidad. Cada uno de nosotros, a partir de la comunidad en la que vive, ha de contribuir a que la Iglesia sea siempre más inclusiva y camine ‘Hacia un nosotros cada vez más grande’ subrayó el delegado.

Al mismo tiempo, Redondo quiso destacar que la finalidad de la eucaristía era de acción de gracias “por la riqueza humana, cultural, material y espiritual que aportan cada una de las personas y grupos de migrantes y refugiados presentes en nuestras comunidades y en la sociedad que nos circunda. Con esta actitud de profundo agradecimiento y espíritu fraterno, iniciamos con alegría nuestra celebración”.

El obispo en su homilía también se hizo eco del lema explicando que “la palabra ‘nosotros’ expresa unidad; que somos un pueblo”.

Además insistió en que “frente al mundo moderno que crea masa, nosotros estamos llamados con el Evangelio, a crear un pueblo”.

“Cuando Fernando me presentó el nuevo plan de la Delegación de Migraciones – continuó D. Ginés- hubo un dato que me llenó de mucha esperanza. Frente a los problemas que plantean las migraciones –que hay muchos- los migrantes que hay en la Diócesis de Getafe, unos 220.000, señalaban que se sienten acogidos en nuestras parroquias”.

“Quiero dar un tono de esperanza a la pastoral de los migrantes en nuestra Diócesis, no porque lo tengamos todo hecho sino porque sabemos por donde tenemos que caminar. Sin distinciones, sintiéndonos un todo” subrayó y exclamó: “¡Qué bonito es que la Iglesia sea una iglesia abierta, acogedora, una iglesia hogar!”.

Estas palabras le sirvieron al prelado para introducir la explicación al Evangelio del domingo, en el que Jesús también hablaba de unidad “el que no está contra nosotros, está a favor nuestro”.

En este contexto, el obispo diocesano quiso invitar a todos a sentirse enviados y parte de la misión de la Iglesia: “todos nos tenemos que sentir enviados a realizar esta misión, a vivir la caridad y la pastoral de los migrantes, el Señor nos envía a todos, incluso a los inmigrantes de la comunidad parroquial. Vosotros también estáis llamados a comprender y a integrar”.

“Y ojalá que no escandalicemos a nadie, ojala que la iglesia no escandalice a nadie”–dijo en referencia al Evangelio.

D. Ginés no quiso terminar su homilía sin hacer una llamada a la Evangelización a través del amor “el mejor camino para hablar de Cristo es el amor. El lenguaje de la caridad hará creíble nuestra fe”.

“Espero que la Iglesia que camina en Getafe sea una iglesia acogedora, que hace presente el amor de Dios en todos, no solo a los que se acercan sino a todos. Os animo a hacer ‘un nosotros cada vez más grande’ y  a vivir ‘la sinodalidad’, a caminar juntos, respondiendo a la llamada del Señor” concluyó.

La eucaristía continuó con un marcado carácter integrador y festivo, cargada de símbolos que hacían recordar el lema y el deseo de unidad en la Diócesis de Getafe.