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El obispo D. Ginés García Beltrán realizó desde el 8 al 10 de octubre la visita pastoral en la localidad diocesana de Cenicientos donde vivió intensos y emotivos momentos junto a los feligreses de la Parroquia San Esteban Protomártir.

El prelado diocesano, acompañado del párroco, Miguel Díaz, comenzó la visita en el templo, para pasar después al Ayuntamiento donde mantuvo un cordial encuentro con las autoridades locales.

Con la alcaldesa, Natalia Núñez y los concejales departió amigablemente sobre las tradiciones del pueblo y sobre los días vividos con la pandemia y la posterior nevada Filomena.

Núñez tuvo el detalle de obsequiar al obispo con el escudo del municipio, realizado en madera y cerámica y también unos vinos típicos de la localidad.

A continuación el obispo visitó la bodega del pueblo donde se le explicó todo el proceso de producción y también de distribución de los conocidos caldos de Cenicientos con denominación de origen.

Por la tarde hubo tiempo para que D. Ginés rezara ante el santísimo por la Diócesis, los sacerdotes y los habitantes de Cenicientos y después celebrara la eucaristía con ellos.

El obispo explicó a su pueblo el significado y la importancia de la visita pastoral  y destacó que no se trataba de un examen sino de “conocer más de cerca a las personas”.

Después de la misa tuvo tiempo para reunirse con los miembros de la recientemente creada Hermandad del Nazareno, para quienes García Beltrán tuvo palabras de ánimo, alentándoles a seguir embelleciendo la Semana Santa con sus procesiones: “porque cuando se hacen cuidadosamente llegan al corazón de quienes participan en ellas”.

Al día siguiente el obispo quiso comenzar su visita en el Cementerio, rezando por los difuntos de esta localidad y acompañando a los fieles hasta las tumbas de sus familiares. Momentos especialmente emotivos que llegaron hasta lo más profundo de los habitantes de Cenicientos.

“D. Ginés tocó el corazón de cada uno de los fieles de este municipio. Todos se sintieron acompañados por su pastor” afirma el párroco Miguel Díaz.

Desde ahí el prelado se dirigió a rezar el Rosario a la Ermita de la Virgen del Roble donde, junto al pueblo, cantó el himno a María y pudo comprobar también la fidelidad y la gran devoción que las gentes de Cenicientos profesan a la madre del Señor.

D. Ginés destacó que se veía que su canto “brotaba del corazón” y haciendo suyas unas palabras de Miguel recordó que “la Virgen del Roble lleva 500 años acompañando y protegiendo a los habitantes de Cenicientos”.

Además explicó que la imagen de la Virgen tiene al niño en brazos, “como símbolo de ese papel maternal que cumple María, nuestra Madre, el único camino para llegar hasta su hijo Jesucristo”.

Después, el pastor dedicó un tiempo a visitar a los enfermos en sus casas, llevándoles la Comunión, y también esperanza y consuelo.

Como detalle anecdótico, destaca el párroco que todos los enfermos se habían puesto sus mejores galas para recibir al obispo, detalle que éste agradeció en lo profundo de su corazón con mucho cariño y alegría.

“Nunca habían pensado que el obispo fuera una persona tan cercana. Todos los fieles han quedado muy agradecidos y muy contentos” remarcaba el párroco de la localidad.

Después de las visita a las casas, el prelado también tuvo tiempo para ir hasta la residencia de ancianos e interesarse por la situación y la salud de cada uno.

Más tarde se reunió con los catequistas a quienes alentó a continuar con su labor “muy necesaria” y a adecuarse a los tiempos que corren “sabiendo que los niños de ahora no son como los de antes, pero que por ellos se puede llegar hasta sus familias”.

Tras esta charla, D. Ginés celebró el sacramento de la Confirmación para 70 personas, de las cuales casi 30 eran adultos, lo cual, señaló el obispo, “es una alegría inmensa para esta localidad y para toda la Diócesis”.

Por la noche García Beltrán compartió una cena informal con los responsables de algunos grupos parroquiales para quienes tuvo palabras de esperanza y aliento: grupo de turismo, de Biblia, de Cáritas, el Coro joven o el grupo de duelo, entre otros.

También conoció a los miembros del grupo de reciente creación, el de acompañamiento a la soledad, para gente del pueblo que lo necesita.

El último día de la visita, el domingo 10 de octubre, D. Ginés rezó las laudes matutinas, visitó a algunos enfermos y celebró la misa de clausura en la que manifestó un profundo agradecimiento por el cariño con que había sido recibido en este municipio “donde ha visto mucha alegría, mucha vida y que el pueblo tiene su corazón en la parroquia y en la Ermita de la Virgen del Roble”.

Para terminar, el obispo se reunió con los miembros del Consejo Pastoral para conocerlos personalmente, tener un tiempo de diálogo y hablar de los retos futuros, como el de la catequesis, a los que se enfrenta la parroquia.

D. Ginés quedó gratamente sorprendido por la juventud de los miembros del consejo y les animó a perseverar, a ser imaginativos para atraer a la juventud a la parroquia  y también a  “aprovechar los grandes acontecimientos como las confirmaciones para atraer a las familias”.

Al concluir la visita, el párroco, Miguel Díaz manifestó: “sólo puedo dar a gracias a D. Ginés por esta visita y por el cariño que el pueblo le ha demostrado y que él ha podido sentir”.