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La Casa de Espiritualidad de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, ubicada en Ciempozuelos, acogió desde el 29 de octubre al 1 de noviembre la celebración del cursillo número 120 de la Diócesis de Getafe, que en esta ocasión contó con una treintena de participantes, coordinados por Angi González y acompañados por el sacerdote diocesano Julián Lozano.

Según expresa uno de los asistentes, Juan Martínez, de la Ultreya de Arroyomolinos-Moraleja, se decidió a hacer el cursillo con su primo y “estaba muy ilusionado porque iba con él y compartir algo con quien quieres es de las mejores cosas posibles”.

Una de las características del cursillo es que los participantes a lo largo del fin de semana van sintiendo una gran transformación interior, situación que también vivieron en esta ocasión: “vi cómo iba cambiando y de estar en un momento árido y sin ganas de reír, mi primo pasó no solo a reír, sino a cantar y hasta a bailar. Esto nos sucedió a todos los que estábamos allí. Las ganas de ser felices y estar con Jesús se contagian porque ‘de lo que rebosa el corazón habla la boca’”.

La clausura del cursillo fue presidida por el vicario episcopal para la Evangelización y la transmisión de la Fe, Jesús Úbeda, quien les dirigió unas palabras amables y les animó a seguir profundizando en su relación con el Señor.