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El obispo emérito de la Diócesis de Getafe, D. Joaquín María López de Andújar, presidió el pasado miércoles 14 de julio en la Parroquia Santa María Magdalena (Ciempozuelos) el funeral por el eterno descanso del alma del sacerdote Alberto Arrastia fallecido en la madrugada del día 13 a los 52 años de edad.

El prelado estuvo acompañado en el altar por el vicario general José María Avendaño, el vicario general moderador de Curia, Javier Mairata y el arcipreste de Valdemoro y párroco del lugar, Israel Guijarro. Concelebraron las exequias una treintena de sacerdotes entre los que se encontraba Francisco Sereno, párroco de Nuestra Señora del Rosario y de la Esperanza, parroquia donde ejercía Alberto Arrastia su ministerio sacerdotal como vicario parroquial. 

La madre, hermanos y sobrinos del difunto, así como un numeroso grupo de amigos de Ciempozuelos y de otros municipios, participaron en la celebración. 

Al inicio de la eucaristía, después de la procesión de entrada con el féretro, se colocaron sobre él la casulla y la estola  sacerdotal, el evangeliario con la Palabra de Dios y una palma.

 Después se proclamaron las lecturas a las que hizo referencia el obispo emérito en su homilía. La primera de san Pablo a los romanos sobre el misterio del Bautismo y, después, el Evangelio de san Mateo, sobre el juicio final y las obras de misericordia.

D. Joaquín quiso comenzar su intervención con palabras de ánimo y afecto hacia Carmen, la madre de Alberto, y también hacia el resto de sus familiares y amigos presentes en la eucaristía, acompañándoles con frases cargadas de esperanza y de fe.

“Los bautizados con Cristo, los sepultados con Cristo en el bautismo resucitan con Él en su pascua” explicó el emérito.

En referencia al Evangelio, el prelado quiso recordar “todo lo sembrado en el amor, en el ministerio del padre Alberto, tanto en el hospital de Fuenlabrada como en las distintas parroquias donde desarrolló su labor pastoral en Móstoles y Fuenlabrada. Han podido recibir sus obras de misericordia”.

Además quiso subrayar D. Joaquín que “ante el dolor por la pérdida, por la muerte tan prematura de este sacerdote, se impone la esperanza del cristiano en la resurrección, porque la fe no defrauda”.

Después de la misa los asistentes pudieron acompañar el féretro hasta el cementerio de Ciempozuelos donde tuvo lugar el entierro y se rezaron las últimas oraciones por el descanso eterno del alma de Alberto Arrastia.

Todos los actos tuvieron lugar respetando las medidas de seguridad marcadas por Sanidad, como el aforo restringido, la distancia y el uso obligatorio de mascarilla.