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Una treintena de jóvenes ha participado en la propuesta vacacional organizada por la Delegación diocesana de Juventud en el pueblo gallego de Muiños durante la semana del 19 al 25 de julio.

Capitaneados espiritualmente por el delegado Juan Gabriel Muñoz, a esta actividad se ha sumado el obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, que ha participado como uno más de las charlas, los trabajos en grupo y  las dinámicas en torno al lema ‘Caminar para seguir siendo humanos’.

Señala el delegado de Juventud, Juan Gabriel Muñoz, que “han tenido momentos de reflexión en grupos, visitas culturales, tiempo de descanso, sol y baño, piraguas, cine fórum, música… y mucho que compartir”.

Las mañanas se han dedicado al aprendizaje a través del ejemplo de distintos protagonistas y personajes de conocidas obras de la literatura universal con charlas impartidas por los profesores de la Universidad Francisco de Vitoria y del vicario episcopal de Apostolado Seglar, Jaime Bertodano.

El personaje de Ulises en ‘La Odisea’, el de Eneas en ‘La Eneida’ o Virgilio y Beatrice en ‘La Divina Comedia’ ayudaron a los jóvenes a preguntarse sobre el sentido y la misión de su camino en la vida, los sueños, aspiraciones y metas que persiguen y cómo conseguirlos “las preguntas del corazón”, y el protagonista del ‘Poema de mío Cid’, Rodrigo Díaz de Vivar, les descubrió  el sentido de la fidelidad, el perdón o la confianza en Dios.

El análisis de los libros de Tolkien también les hizo reflexionar sobre la importancia de caminar bien acompañados “la amistad auténtica” en el camino de la vida, de la fe o ante el sufrimiento.

Las tardes se dedicaron a actividades más lúdicas –cine fórum, piragüismo, representaciones- o espirituales, con la celebración de la misa diaria, la Hora Santa, o tiempo de mediación. Sin olvidar alguna visita como la realizada al Monasterio Cisterciense de Oseira o a la Ermita da Clamadoira.

A partir del viernes 23 de julio los jóvenes se unieron a la peregrinación mariana ‘Madre Ven’ hasta Santiago de Compostela donde pudieron visitar la Catedral y rezar ante la tumba de Santiago apóstol, santo patrono de España.

El sábado 24 también tuvieron tiempo para reunirse en asamblea con D. Ginés y compartir un tiempo de diálogo distendido con su pastor.

El prelado animó a los jóvenes a participar en las actividades que realiza la Delegación diocesana de Juventud y agradeció la propuesta que se había llevado a cabo en Muiños “donde la delegación había ayudado a los jóvenes a acercarse a la literatura clásica  y a descubrir los vínculos que existen con su vida”.

Agradeció “esta iniciativa de formación integral que ha permitido además de momentos de diversión, también la convivencia, la oración, que la Delegación ha cuidado con esmero” y animó a los participantes a leer –D. Ginés es un apasionado de la lectura- y a “cultivar la amistad verdadera”.

 

UN MILAGRO DE DIOS

 

TESTIMONIOMUIÑOSWEBLa joven Suelem Basurto (primera por la izquierda), de 23 años y feligresa de la Parroquia Santos Justo y Pastor (Parla) ha vivido una intensa experiencia que ha cambiado su corazón y su vida y que ahora quiere compartir para animar a otros jóvenes a participar en las actividades de la Delegación diocesana de Juventud. 

 

"Hace unos días, en las vacaciones de la Delegación diocesana de Juventud, me pidieron que definiera con una frase lo que había sido para mí esta experiencia, y lo primero que me vino a la cabeza fue “un milagro de Dios”. 

No sabía si ir, porque iba sin saber lo que me esperaba, pero creo que ha sido una de las mejores decisiones ya que he vivido un verdadero milagro.

En el camino me encontré con personas que dieron un poco de luz en mi vida, personas que estaban llenas del amor de Dios y que abrían sus corazones para escuchar sin juzgar. 

Recuerdo que hace unos meses preguntaba: “Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Por qué debo estar aquí?”  Y Él, que es tan maravilloso, me respondió que quería que estuviera ahí para ser testimonio de su amor. 

Un día nos comunicaron que iríamos andando hasta una ermita y que estaríamos cuatro horas sin hablar ya que era un momento de estar a solas, de reflexión y de hablar con Dios. 

Al principio no me gustaba la idea, solo pensaba en lo cansada que estaba de la caminata y que quería llegar pronto; cuando llegué me sentía agobiada porque no sabía qué responder a las preguntas que nos habían dado, pero decidí abrir mi corazón y Dios me habló. Me dijo que uno de los sacerdotes que estaba ahí tenía un mensaje para mí y cuando hablé con él sentí paz; siempre me ha dado vergüenza llorar delante de los demás, pero esa vez no lo pude evitar ya que lo que me decía no eran sólo las respuestas que yo buscaba, sino que, en ese momento, sentí que Jesús estaba entre nosotros. 

Sin duda es una experiencia que volvería a repetir, ¡estoy tan agradecida con las personas que han hecho de esto algo tan bonito y especial!

Una de las cosas que más me ha sorprendido es la conexión que ha habido entre todos. No existían diferencias entre los chicos de las parroquias, los monitores, ponentes, curas, seminaristas, etc. Todos éramos almas en un solo corazón, en el de Cristo. Ellos pasaron de ser un grupo de extraños con los que pensábamos que no teníamos nada en común a ser personas que me gustaría mantener en mi vida y con las que sé que podré caminar para “seguir siendo humana” como decía el lema de este viaje".