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La Parroquia San Juan de Ávila (Móstoles) acogió el pasado sábado 19 de febrero la Admisión y la institución de Ministerios de seis seminaristas que están formándose en el Seminario Mayor Nuestra Señora de los Apóstoles, en Getafe.

En una misa presidida por el obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, fue admitido a las Sagradas Órdenes Enrique Cerrada, actualmente en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán (Humanes). De este modo, la Iglesia reconoció públicamente signos claros de su vocación al sacerdocio.

Por su parte, los seminaristas Enrique de Sebastián, originario de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción (Arroyomolinos), Antonio Sánchez, de la Parroquia San Saturnino (Alcorcón), y José Luis Martín, de la Catedral Santa María Magdalena (Getafe), recibieron el ministerio del Lectorado. Con su institución, los tres jóvenes recibieron la misión de llevar la Palabra de Dios a los feligreses. Al mismo tiempo, D. Ginés les confiaba la tarea de meditar la palabra de Dios, “haciéndola vida” en ellos mismos.

Por último, el prelado diocesano instituyó en el ministerio del Acolitado a Javier Vacas, de la parroquia San Pascual (Aranjuez) y Miguel Ángel Rodea, de la Catedral de la Diócesis. De este modo, ambos recibieron la responsabilidad de llevar a Cristo hasta todas las personas, en aspectos concretos como llevar la Comunión a los enfermos.

Al finalizar la santa misa, el obispo agradeció la incansable labor de los formadores del Seminario Mayor en la formación de los futuros sacerdotes, así como a los fieles de San Juan de Ávila por acoger el acto.

 

La Admisión y los Ministerios

En su camino de formación hacia el sacerdocio, los seminaristas pasan por diferentes etapas en las que reciben diferentes responsabilidades pastorales. 

El primero de estos pasos es la admisión a las Sagradas Órdenes, en la que el seminarista recibe un reconocimiento público de su vocación por parte de la Iglesia, quien le anima a continuar su camino de entrega total al Señor.

La segunda etapa es la institución del seminarista en el Ministerio del Lectorado, en la que se le da la Palabra de Dios para anunciarla a los fieles, no solo con palabras, sino también con sus obras y aplicándola a su propia vida. 

Por último, el seminarista recibe la institución del Ministerio del Acolitado. Quien lo recibe tiene la tarea de llevar al Señor a los fieles de maneras concretas, como llevando la Eucaristía a los enfermos o exponiendo el Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles.