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El obispo auxiliar, D. José María Avendaño, presidió el pasado jueves 8 de diciembre la solemnidad de la Inmaculada Concepción en la Parroquia erigida en su nombre que hay en el municipio de Alcorcón.

El prelado estuvo acompañado por el párroco, Alberto Íñigo y por el vicario parroquial, Rubén Herraiz, y por un gran número de fieles que acudieron a celebrar tan señalada fiesta.

Avendaño en su homilía quiso hacer una invitación a los fieles a seguir el ejemplo de santidad, de humildad y de obediencia de María en quien Dios se fijó para encarnarse.

“Gracias a la Virgen María Dios preparó una digna morada para su hijo. La Virgen María es la elegida, la escogida para acoger a Jesús, el amor encarnado de Dios, este don precioso” señaló D. José María.

“La solemnidad de la Inmaculada Concepción ilumina como un foco el tiempo del Adviento y nos lleva a preguntarnos cómo estamos preparando la venida del Señor” continuó.

El auxiliar quiso también hacer una llamada a la conversión “en este tiempo especial en el que Dios espera nuestra respuesta, es tiempo de reconocer nuestro pecado y confesarlo ante el Señor” y a llevar el amor de María y de su hijo a todo el barrio de Alcorcón. “En Alcorcón hay mucha sed de Dios, muchas personas que necesitan el mensaje del Evangelio, la fuente de agua viva que es el Señor (…) María nos acerca a esa fuente que es Cristo” destacó.

“Siguiendo el ejemplo de María, tenemos que llevar a Jesús allá donde estemos (…) nuestra vocación en la Iglesia es acoger a Cristo y llevarlo al mundo para que el mundo, por medio de Él, se salve” insistió.

Por último quiso hacer una llamada a la pureza del cuerpo y del alma, siguiendo el ejemplo de María “purísima concepción” y a dejarnos llevar por su confianza absoluta e incondicional en el Señor diciendo: “aquí estoy Señor”.

Después de la homilía y las preces, algunos de los fieles jóvenes y adultos realizaron una ofrenda floral a la Virgen y los más pequeños entregaron unas cartas donde expresaban su amor a María y sus peticiones.

La festiva celebración terminó con el canto a la Virgen María, unas palabras del párroco, Alberto Íñigo, agradeciendo la presencia del obispo auxiliar y su cariño hacia la parroquia, la rifa de una imagen de la Inmaculada entre los fieles y la entrega de un obsequio al obispo auxiliar.