14/05/2025. Merche Gil vive la fe, junto a su familia, en la Parroquia Inmaculada Concepción de Ntra. Sra. de Alcorcón. Esposa y madre de familia, en marzo de 2024 le diagnosticaron un cáncer de mama. Su vida cambió de la noche a la mañana, pero la enfermedad le ha unido más al Señor. El testimonio lo ha contado en el último número de 'Padre de Todos. 

- Tu historia es de total esperanza, sobre todo en los últimos meses... ¿Por qué?

En marzo de 2024 en una revisión rutinaria me diagnosticaron cáncer de mama en estadio I, pero se trataba del tipo de cáncer más agresivo. En cuestión de una semana desde el diagnóstico, empecé el tratamiento porque era preferible hacerlo cuanto antes. Han sido 16 sesiones de quimioterapia, después la cirugía para eliminar el tumor, 15 sesiones de radioterapia y 6 meses de quimioterapia preventiva. 


- ¿Cómo has vivido este tiempo de enfermedad?

Al principio es un golpe importante, te enfrentas a una enfermedad grave de forma inesperada, con la incertidumbre que conlleva, con un tratamiento duro que hasta el final no se sabe si funcionará y teniendo que parar de golpe la actividad habitual.  

Lo primero que hicimos fue contárselo a nuestros hijos, a nuestro párroco y vicario parroquial, a nuestro obispo D. Ginés, y a muchos sacerdotes amigos y seminaristas, pidiéndoles que rezaran por nosotros. Esto pasó cuatro días antes del día de San José y decidí ofrecer cada momento de la enfermedad por los sacerdotes y seminaristas. 

Yo, que suelo querer tener todo controlado y organizado, tuve que aprender a abandonarme en el Señor, aceptando la cruz, sabiendo que es el camino hacia el cielo. La enfermedad nos ha permitido parar y ver la belleza de lo que nos rodea. Cuando uno busca tener todo bajo control, Jesús nos pide que confiemos y que abandonemos la creencia de que nosotros podemos con todo. 

Además, hemos contado con mucha gente que ha rezado por mí y por mí familia, sacerdotes, amigos, todos los grupos de la parroquia, en especial nuestro grupo de matrimonios, familias y profesores del colegio Juan Pablo II, monjas de muchísimos sitios, las familias del familión, compañeros de trabajo, todos ellos nos han cuidado, acompañado, no ha habido un solo día en el que no haya habido un mensaje, una llamada, un abrazo, una visita, un detalle … en todo momento no hemos dejado de dar gracias a Dios, a los médicos y a todas las personas que han estado a nuestro lado.


- ¿Nunca pensaste en tirar la toalla?

Nunca he pensado en tirar la toalla, hemos vivido la enfermedad con esperanza, incluso con alegría e intentando no perder la sonrisa (aunque a veces haya habido lágrimas y momentos más difíciles), confiando en Dios y en los médicos. 

La vida es un regalo y tenemos que aprovechar cada momento, tanto bueno como malo. 


- La fe, ¿qué papel ha jugado?

Reconozco que me cuesta pensar como se puede vivir un acontecimiento como este sin fe, y lo he pensado mucho durante estos meses. Para mí la fe ha sido uno de los pilares fundamentales estos meses, el diagnóstico llegó unos días antes de la Semana Santa del año pasado y puedo asegurar que ha sido la que más unida he estado al Señor y a la Virgen. Sabemos que de este sufrimiento Dios sacará un bien mayor. Por supuesto que la fe no quita el dolor, pero se vive de otra manera. 

 

- ¿Cómo lo ha vivido tu familia?

Al principio lo vivieron con preocupación, sobre todo por no saber a qué nos enfrentábamos, como iba a cambiar el día a día, pero también lo han vivido con fe y acompañados. Óscar, mi marido, no ha dejado de estar a mi lado, con cariño, amor y paciencia infinita, acompañándome a todas las sesiones de quimioterapia, estando en todo momento, incluso sin pelo me decía que estaba guapa… 

Gonzalo y Alejandro, que ya son adolescentes, han sido muy generosos, comprensivos con la situación, cariñosos y responsables, estando a la altura de las circunstancias en todo momento. Dios me puso al mejor marido y a los mejores hijos que podría tener. 

En octubre del año pasado celebramos nuestro 20 aniversario de matrimonio, esperamos a terminar las sesiones de radioterapia y en noviembre pudimos hacer una misa de acción de gracias acompañados por muchos amigos. 

 

- Estamos en tiempo pascual que ha empezado fuerte: muerte del Papa Francisco, un gran apagón… ¿Es tiempo para la esperanza?

Siempre es tiempo para la esperanza, durante estos meses me ayudó mucho la ponencia de D. Ginés sobre la esperanza que dio en octubre. 

Precisamente el Papa Francisco decía que en el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. 

No sabemos lo que va a pasar mañana, pero no podemos perder la esperanza. La vida puede cambiar en un instante, y de repente hay que vivir el día a día, y simplemente amar y ser amado. 


- Podríamos decir que estás viviendo tu propio Jubileo…

Sí, ahora estamos viviendo un momento especial, sólo quedan dos semanas para terminar el tratamiento preventivo (que sigue teniendo efectos secundarios, aunque más leves), me encuentro bien, hace dos meses pude volver a trabajar y aunque sabemos que quedan unos años de revisiones, podemos decir que es un momento alegre, coincidiendo además con la Pascua. 


- En la diócesis eres muy activa, entre otras cosas, con el Familión. ¿De qué te encargas exactamente?

Si, en la diócesis formo parte del consejo pastoral diocesano, soy la presidenta de la Acción Católica y la vicepresidenta del Familión, y en la parroquia soy la secretaria del consejo pastoral y colaboramos toda la familia en lo que podemos. 

Con respecto al Familión, nuestros objetivos son colaborar en la tarea evangelizadora de las familias, acompañar a las familias a vivir su vocación, ofrecer medios de formación, acoger a las familias en dificultades y trabajar en la tarea educativa de la familia. Y lo hacemos con distintas actividades:  formación, peregrinaciones, ejercicios espirituales, y las más conocida es el encuentro de familias en Málaga, que desde hace unos años hacemos en dos semanas para poder acoger a todas las familias que quieren participar 


- Y ya estáis preparando los dos grandes encuentros para este verano…

Sí, este año serán del 17 al 23 de agosto y del 24 al 30 de agosto, llevamos ya unos meses preparando los dos encuentros de verano, tenemos una coordinadora general del Familión y dos equipos, uno para cada semana, además de un número importante de matrimonios que antes y durante la semana del encuentro colaboran en muchas cosas. Se han inscrito más de 150 familias, lo cual es un regalo y todo el trabajo merece la pena.