10/12/2025. La parroquia de Santa María Magdalena de Ciempozuelos, perteneciente al arciprestazgo de Valdemoro, está recibiendo la visita pastoral de los obispos de la diócesis.
La tarde del martes, Mons. Ginés García Beltrán, presidió la Misa de inicio. En ella, destacó la importancia de la fe, la esperanza y la caridad como dones de Dios, más allá de los esfuerzos humanos. Estuvo acompañado del párroco, Israel Guijarro y de los vicarios parroquiales Mateo Felipe Romero y Antonio Sánchez.
En sus palabras, subrayó el significado del Adviento como tiempo de esperanza y preparación para la llegada del Señor: «El Adviento nos presenta de la mano del profeta Isaías un verdadero oráculo de esperanza. En el desierto abrid el camino al Señor… El Señor viene y viene sin que nosotros podamos traer la luz porque la luz viene de Él».
García Beltrán resaltó que la esperanza solo se da desde la confianza: «La esperanza solo es posible desde la confianza, es decir, la confianza es la raíz de la fe. Por eso la esperanza que no vacila, la esperanza que no defrauda es lo que nos convoca también a la hora de empezar esta visita pastoral».
«La esperanza, dice Dios, es lo que me sorprende. Lo que más me sorprende de los hombres es la esperanza porque a pesar de todo lo que viven, a pesar de los fracasos, a pesar de los sufrimientos, a pesar de la pobreza, a pesar de tantas cosas, ellos siguen esperando. Y solo espera, queridos hermanos, el que tiene confianza».
Los desiertos de la vida
El obispo recordó que «el desierto siempre es una imagen muy sugerente en la Escritura, sobre todo en el Antiguo Testamento, porque es el lugar de la prueba, pero al mismo tiempo, el desierto es el lugar de la libertad y es el lugar del encuentro con el Señor». «Desde luego que Israel cuando abandona Egipto va al desierto y allí sufre todo tipo de pruebas, no tiene comodidades, no hay agua, no hay alimento, no hay donde estar, el clima del desierto es tremendo, pero, sin embargo, en el desierto Israel es un pueblo libre. En el desierto Israel se encuentra con el Señor y reconoce quien es Dios», dijo ante una iglesia repleta.
«Por eso, en los desiertos de nuestra vida nosotros podemos encontrar, tenemos que encontrar a Dios, porque Dios está allí».
Además, subrayó que «el Señor, como dice el Evangelio, busca a todos, quiere a todos». Por eso, «en el corazón del obispo –y me gustaría y estoy seguro que así es en el corazón de todos– debe haber una gran pasión por evangelizar».
Asimismo, destacó la importancia de hablar al corazón de las personas y llevar consuelo. En este sentido, afirmó que «hoy nuestra misión, la misión de la Iglesia es consolar… Consolar el corazón herido, consolar el corazón necesitado, consolar el corazón de la pobreza moral y espiritual».
«Ciempozuelos se define como una ciudad hospitalaria porque más de 2.000 pobres encuentran el cuidado de la Iglesia a través de vuestro cariño». Por tanto, «consolar. Consolar el corazón herido. ¿Cuántas heridas? Consolar el corazón necesitado. Consolar el corazón de la pobreza moral y espiritual».
Finalmente, subrayó que la visita pastoral se realiza con esperanza y fe guiados por el Señor: «Comenzamos nuestra visita pastoral en este tiempo de esperanza. Lo hacemos con confianza, lo hacemos con esperanza, sabiendo que el Señor siempre nos antecede, que el Señor siempre va adelante. Que Él acompañe nuestra labor, que Él nos guíe siempre por el camino de su palabra, de su voluntad».