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Una treintena de mujeres mayores que participan en los talleres de costura del Aula de Cultura de la Parroquia Nuestra Señora de Zarzaquemada (Leganés) se han unido para realizar un mural de patchwork formado por mariposas tejidas a mano, que son un símbolo de esperanza frente a la pandemia, la muerte y la enfermedad.

La idea surgió de Carmen Bernardo, una de las profesoras, que vio cómo en el confinamiento las clases quedaban interrumpidas y también la posibilidad de enseñar, compartir y dialogar con sus alumnas más mayores.

“Llegaban noticias de la muerte de personas queridas y la sensación de tristeza y dolor de no poder acompañar a sus familiares en su sufrimiento” relata Carmen.

Un día se le ocurrió poner a trabajar a sus alumnas desde casa e incluir a otros grupos de la parroquia transmitiéndoles la idea de la Resurrección recurriendo a las mariposas, que resurgen de una crisálida después de su transformación desde un gusano de seda.

“Así nació la idea de que cada persona hiciera dos mariposas en tela de 25 x 25 mm en su casa y al volver a reunirnos para las clases unir todas las mariposas en un trabajo que ha quedado precioso y que ha llegado a formar un mural de dos metros cuadrados”.

Además, detrás de cada mariposa tejida hay una historia de dolor y de esperanza renacida, ya que algunas de las costureras han tenido que superar la muerte o la enfermedad de su marido o de otros seres queridos.

Una de ellas es Mariquina Benavides, de 77 años, a la que esta labor de tejer le ayudó a salir de su enclaustramiento “como el capullo del que sale la mariposa” y también le ha servido para afrontar la muerte de su nuera, víctima del cáncer.

Emilia Gutiérrez, de 82 años, perdió a su marido al principio de la pandemia y ha querido reflejar su dolor y “su renacimiento” en las mariposas y también en un escrito que leerá en la vigilia que ha organizado Aurelio Carrasquilla, el párroco de Zarzaquemada, y que se celebrará el 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, donde también se relatará la historia del mural de mariposas.

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Cecilia Díaz, otra de las tejedoras, ha querido realizar para ese día una vela “como símbolo de la luz frente a la oscuridad que hemos vencido”. Díaz también perdió a una cuñada y después a un hermano y “la luz también es un homenaje para ellos” que donará a modo de ofrenda en esa celebración.

En el centro del tapiz de mariposas aparece un gran corazón “es el símbolo de todas nosotras y también de todos aquellos seres queridos que hemos perdido en estos años” y que ahora forman parte de este trabajo que quedará expuesto en las paredes del templo de Zarzaquemada.