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Manos Unidas de la Diócesis de Getafe celebró el pasado domingo 13 de febrero el lanzamiento de la 63ª Campaña contra el Hambre,  con una eucaristía presidida por el obispo D. Ginés García Beltrán, en la Catedral.

El acto comenzó con la intervención del delegado Juan Antonio Montes que recordó el lema de la campaña ‘Nuestra indiferencia los condena al olvido’ e invitó a los asistentes a colaborar en la financiación de los dos proyectos que Manos Unidas asume este año en la Diócesis.

El primero en India, donde se quiere promocionar la Educación Primaria para los niños tribales en Deku. Un proyecto con un coste de aproximadamente 95.000 euros y el segundo en la Diócesis de Hoima, en Uganda, donde se trabajará por la reducción de la violencia hacia chicas adolescentes.

A continuación comenzó la celebración en la que D. Ginés recordó la importancia de esta campaña y las muchas personas “850 millones que pasan hambre en el mundo a los que no podemos olvidar, porque como dice el lema de este año ‘nuestra indiferencia los condena al olvido’”.

“Esta ong católica nos recuerda la necesidad de ayudar a los que están lejos” destacó. 

“La brecha entre pobres y ricos después de la pandemia se ha agrandado” –explicó el obispo y añadió: “por mirarnos a nosotros mismos, sobre todo ahora con la pandemia, no podemos olvidar a aquellos que sufren la pandemia crónica del hambre” insistió.

En referencia a las lecturas del día D. Ginés remarcó que “los que son felices son aquellos que han puesto su confianza en Dios. Se puede ser rico o pobre, tener hambre o estar saciado pero la confianza en el Señor cambia totalmente la vida y nos llaman al compromiso con los demás”.

“Las bienaventuranzas son una invitación a construir la vida como un servicio a los demás, considerando a los demás como un hermano” destacó el obispo.

Para terminar el prelado quiso insistir en la necesidad de ayudar a Manos Unidas y colaborar en su campaña y en sus proyectos.

Al finalizar la celebración la deportista paralímpica, Eva Moral, embajadora de Manos Unidas para la Juventud y el Deporte, leyó un manifiesto en el que se dio a conocer la situación de pobreza extrema de 850 millones de “hermanos nuestros” e hizo una llamada a todos los fieles a la colaboración y al compromiso.