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La Casa de Espiritualidad de las hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, en Ciempozuelos, acogió el fin de semana del 17 al 20 de marzo, el cursillo número 123 de la Diócesis de Getafe en el que participaron una veintena de fieles de entre 19 y 77 años.

Algunos de los cursillistas participantes que compartieron su testimonio señalaron cómo los planes del Señor se impusieron y acabaron asistiendo al Cursillo “de mala gana al principio”, pero “para bien y de colores”, al final.

El cursillo sirve de “transformación interior profunda” llevándoles, “a la confesión, al deseo de cambiar y a la comunión con el Señor”.

“No quería volver a pecar. Me emocioné mucho. Y le doy gracias a Dios por su gran misericordia” señala uno de los cursillistas asistentes a esta edición.

A otra de las cursillistas le prepararon una gran acogida y el cursillo fue para ella “un gran regalo”.

La clausura estuvo presidida por el vicario general y moderador de Curia, Javier Mairata, que animó a los nuevos cursillistas a “no guardar en el cajón el regalo que habían encontrado en este fin de semana, sino a disfrutar una bonita relación con el Señor y con los nuevos hermanos que habían encontrado, y a darle a conocer a los demás”.