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El Cerro de los Ángeles recibe un año más a centenares de peregrinos que, durante toda la jornada del viernes 24 de junio, se están acercando hasta la Basílica del Sagrado Corazón y hasta el convento de las Madres Carmelitas para demostrar en las distintas eucaristías del día y en los tiempos de adoración su devoción al Corazón de Jesús.

El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, presidió la eucaristía de las 12.30 horas, acompañado del obispo emérito, D. Joaquín María López de Andújar, los vicarios generales, los episcopales, el canciller y el vicecanciller, el rector y formadores del Seminario y un centenar de sacerdotes llegados desde distintos puntos de la Diócesis.

Entre los presbíteros se encontraban también aquellos que celebraban sus bodas de oro y plata sacerdotales, como el religioso trinitario Ramón Campos que cumplía 50 años desde su ordenación.

Los presbíteros Carlos Díaz Azarola, Mario Erostarbe Ballesteros, Jon García Escobar, Juan Carlos González Osorio, Israel Guijarro Álvarez, Borja Hernando Trancho, José María Mazarío García, Baudilio Montoya Valenzuela, Álvaro Marino Ojeda y Jesús Torrecuadrada Fernández celebraron sus Bodas de Plata.

García Beltrán en su homilía tuvo palabras de padre y pastor para todos ellos, demostrando su alegría por la presencia de D. Joaquín "por quien ha rezado toda la Diócesis", felicitando a Ramón Campos que cumplía 50 años de sacerdocio y recordando que los que cumplían 25 años "son los seminaristas que comenzaron el seminario de una diócesis naciente. Comenzaron una verdadera aventura en Cubas de la Sagra, una aventura que ha dado abundantes frutos para esta iglesia diocesana" insistiendo en la necesidad de oraciones por el seminario y las vocaciones, "tan necesarias para el servicio de la Iglesia".

Quiso además el obispo hacer una invitación a adorar al Señor y a "configurar nuestro corazón con el suyo" pues "el corazón de Jesús manifiesta al hombre de hoy cómo es un corazón, cómo late un corazón, un corazón de carne, capaz de amar y de acoger, de perdonar y de ser compasivo, de sentir y de cuidar". 

"Frente a tantos corazones endurecidos por el odio y la violencia, por la pobreza y el sufrimiento, por la soledad y la incomprensión; frente a tantos corazones destrozados por el pecado y la ausencia de Dios, el Corazón de Cristo es un testimonio de sentido que llena el corazón del hombre" añadió D. Ginés, animándoles a ser imagen del buen pastor "que busca a la oveja perdida, se alegra cuando la encuentra, la porta en sus hombres y configura una unidad con ella".

El prelado diocesano insistió en esta idea advirtiendo a los sacerdotes del peligro de perder su esencia sacerdotal "como testigos de Dios" en el activismo, "en hacer cosas".

"Buscad siempre lo esencial, mostrad el ideal. Un sacerdote siempre tiene cosas que hacer, el trabajo pastoral nos exige más tiempo del que nos da el día. Una tentación sería atender siempre a lo urgente, dejando para después lo importante que nunca llega; y corremos el peligro de dejar para otro momento: la oración, la Eucaristía celebrada con paz y fervor, atender a los hermanos en el sacramento de la penitencia, visitar a los enfermos, dedicar tiempo a escuchar como Padre a los que vienen a nosotros; estudiar y preparar la predicación de la Palabra de Dios" ha subrayado el prelado.

"Vivid de acuerdo con lo que sois. El testimonio diario de nuestra vida y ministerio es un medio indispensable de nuestra evangelización. Nuestro modo de vida tiene una fuerza incomparable para nuestros fieles; nuestra vida se convertirá también en un gran interrogante frente a una cultura que ha olvidado, y ya desconoce, el estilo evangélico de vida" remarcó antes de finalizar la homilia y encomendar a la Virgen el cuidado de los sacerdotes.

Después de su intervención prosiguió la celebración con la liturgia del día, bellamente solemnizada por la música magistralmente interpretada al órgano por el sacerdote Javier Ávila.

Antes de la bendición final el obispo hizo entrega a todos los homenajeados de una medalla conmemorativa de la fiesta del Sagrado Corazón.

Por la tarde, los niños también  han tenido su fiesta del Sagrado Corazón y han celebrado esta solemnidad con un tiempo de adoración, dirigidos y acompañados por el rector de la Basílica, Javier Bescós.

Señala Bescós que “los niños son los que mejor comprenden a Jesús y su Reino, los más cercanos a su corazón y los que mejor pueden consolarle”.

Por la noche, el obispo ha presidido un encuentro de oración con los jóvenes diocesanos para clausurar el curso con ellos y terminar la jornada juntos rezando al Corazón de Jesús.