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El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán bautizó en la tarde del pasado domingo 25 de septiembre, en la Parroquia San Josemaría Escrivá (Alcorcón) a 14 niños rescatados de las puertas de los abortorios.

Gracias a la acción benefactora de la asociación Más Futuro y de los Rescatadores Juan Pablo II a estos niños y a sus madres se les ha ofrecido ayuda económica, acompañamiento y asesoramiento.

En su homilía el prelado ha agradecido la labor que desarrollan estas asociaciones para salvar vidas y ha criticado cómo en tertulias, televisiones y otros medios de comunicación se defiende la ampliación de la Ley del Aborto aprobada recientemente por el Consejo de Ministros para su tramitación parlamentaria.

“Se habla de la ampliación de la Ley del Aborto y parece que todo el debate está en si tienen que pedir permiso las menores de 16 años a sus padres, como si ese fuera el problema. Toda vida vale, no se trata de permiso, toda vida es sagrada” ha subrayado D. Ginés

El obispo de Getafe ha expresado contento cómo en esa tarde se estaba celebrando el milagro de la vida “cuando veo a un bebé, uno dice ¡qué milagro es la vida! Desde la concepción somos ese ser perfecto. Ninguno de los que estamos aquí hemos nacido por casualidad”.

“Estos niños que hoy presentáis a la Iglesia han sido pensados y queridos por Dios, antes de todos los siglos. Yo he sido pensado por Dios antes de todos los siglos. No soy una casualidad, sino fruto de un proyecto de amor, el amor de Dios. Y esto nos tiene que estremecer”, ha reflexionado García Beltrán durante el bautismo de estos bebés que pudieron no ver la luz.

Uno de estos niños bautizados es Marcos, que estuvo a punto de no nacer.

Su madre, María Elena Cabrera y su padre, Osvaldo Bogado, ya tenían cuatro hijos más, se encontraban en situación de desempleo y un mal consejo les había hecho pensar que abortar a su quinto hijo podía ser una solución para su vida.

El encuentro con los miembros de Más Futuro a la salida de la clínica Isadora donde había ido a hacerse una ecografía, vino a confirmar para María Elena “lo que su corazón y el de su marido ya sabían. Que querían ese niño”.

“Era la respuesta que necesitaba de Dios para continuar con mi embarazo” asegura.

“Después de un parto duro, cuanto tuve a Marcos en mis brazos por primera vez sentí mucha emoción y me di cuenta de que merecía la pena” concluye.