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Medio millar de adolescentes se apuntaron el fin de semana del 8 y 9 de octubre a la peregrinación a la Hiniesta, en Zamora, respondiendo a la propuesta de la Delegación de Juventud de la Diócesis de Getafe y unidos a la Diócesis castellano-leonesa. 

El fin de semana comenzó con una pequeña peregrinación a la Virgen de Hiniesta, prosiguió con distintas actividades (juegos, catequesis, grupos de reunión, etc) en el Seminario de Zamora y concluyó el domingo con la celebración de la Eucaristía en la catedral zamorana.

Tanto el obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, como el de Zamora, D. Fernando Valera, que acompañaron a los jóvenes durante la peregrinación resaltaron en sus palabras “la belleza de la juventud, la alegría de ser cristianos desde tan pronto y la riqueza de una Iglesia joven como la que tenemos y se ha podido palpar”. 

Los jóvenes estuvieron acompañados por algunos sacerdotes diocesanos que durante estas 48 horas, no cesaron de confesar a los jóvenes.

El lema escogido, ‘Duc in altum’ (rema mar adentro) sirvió también de motivo inspirador para muchos de los participantes. Así lo manifestaba una de las monitoras: “’Duc in altum’, las tres palabras que más se han repetido este fin de semana. Dos días en los que tanto el Señor como la Virgen han estado muy presentes, dos días en los que el Señor me ha repetido una y otra vez “no te preocupes, confía en Mí que Yo te guiaré y protegeré”. 

“He aprendido a no conformarme con una fe simple, a luchar y esforzarme todos los días por querer y confiar más en el Señor y que, pese a no conocer su plan, confiando en Él y de la mano de la Virgen, no tengo nada que temer” subraya.

“Muchas son las veces que se trata y mira a los adolescentes con una mirada compasiva, como si adolecieran (de ahí la palabra) sufrir la etapa que les toca por la edad. Se puede llegar a pensar, incluso, que son incapaces de mirar más allá de ellos mismos, de sus redes sociales o de su “postureo” púbero tan característico” destaca la monitora.

“Esta actividad demostró que el Señor también toca los corazones a estas edades, que un adolescente es capaz de trascender, de mirar más allá, de remar mar adentro. El fin de semana, ha sido, en definitiva, un auténtico regalo del Señor” concluye esta joven con el corazón agradecido.