ordenados2016

El vicario episcopal para la Evangelización y la Transmisión de la Fe, Jesús Úbeda, presidió el pasado domingo 12 de febrero en la Catedral Santa María Magdalena el Rito de Ingreso al Catecumenado, en el participaron 22 catecúmenos, además de sus padrinos, catequistas, familiares, amigos y acompañantes de sus respectivas parroquias.

Esta celebración, desconocida para muchos católicos, muestra una belleza singular, por la riqueza de signos y gestos que contiene, imagen de la alegría con que la Iglesia, Madre, acoge a estos futuros hijos suyos, que ya han tenido un primer encuentro con Jesucristo y piden el don de la fe.

La ceremonia comenzó en el exterior del templo, donde los simpatizantes, de edades comprendidas entre 14 y 50 años, pidieron libremente recibir la fe de la Iglesia, se comprometieron a seguir por el camino que les marque la Iglesia, renunciaron a los ídolos y fueron signados con la cruz en la frente, los oídos, los ojos, la boca, el pecho y la espalda, como signo de su nueva condición de pertenencia a Cristo. 

A continuación, se abrieron de par en par las puertas del templo y fueron invitados a entrar, siguiendo la cruz de Cristo, acompañados por toda la comunidad que entonó cantos de alegría. Ocuparon los sitios que la Iglesia había reservado para ellos, en su nueva condición de catecúmenos, y escucharon la Palabra de Dios y la homilía, en la que fueron invitados a responder con generosidad a la llamada del Señor, como Abraham, con su obediencia a Dios, y como los discípulos que siguen a Jesús con un amor de predilección.

Se les entregaron los santos Evangelios, que besaron y acogieron no solo con sus manos, sino con el corazón, como signo de que quieren vivir verdaderamente la Palabra de Dios, viva y eficaz.

La liturgia finalizó dando gracias a Dios por la mansedumbre de estos catecúmenos, y pidiendo “que sean dóciles en este camino que les queda por recorrer hasta la plena participación en nuestra vida”. Ellos saben que cuentan con la oración de toda la Iglesia, que les sostiene y auxilia. 

Para terminar, pasaron a la sacristía, junto con sus padrinos y catequistas, para saludar a Úbeda y recibir el Compendio del Catecismo, que será junto con la Biblia, su libro de referencia de las catequesis de este nuevo periodo como catecúmenos.