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30/10/23. El pasado domingo 22 de octubre, memoria del Papa san Juan Pablo II, la parroquia, bajo cuya titularidad se encuentra, celebró la fiesta de su primer aniversario. 

En un fin de semana lleno de gozo y emoción ante tan gran efeméride, la comunidad parroquial, junto a sus sacerdotes y numerosos fieles de distintos puntos de la Diócesis que quisieron acercarse a celebrar con ellos tan gran fiesta, disfrutaron de distintas actividades. 

La celebración del aniversario comenzó la noche de la víspera, con el testimonio-oración del sacerdote Gonzalo Mazarrasa ante el santísimo Sacramento. El padre Gonzalo comenzó contando su lucha interna hasta que se rindió a la llamada del Señor para ser sacerdote, explicando los motivos por los que le dijo sí, y cómo fue el afianzamiento de su vocación caminando con san Juan Pablo II, en especial asistiendo a las Jornadas Mundiales de la Juventud. Durante el testimonio deleitó a los asistentes con dos de sus canciones más conocidas, en una noche de adoración y testimonio muy emotiva. 

Al día siguiente, domingo, fecha clave del aniversario, comenzó la jornada con la Misa solemne en la presencia de una reliquia cedida para la ocasión por el colegio donde se ubica actualmente la parroquia: una tela empapada en la sangre del Papa santo, haciendo presente su mirada, su intercesión desde el cielo, y su afecto. 

El párroco, José Julio Fernández-Perea, presidió la celebración. En su homilía invitó a los asistentes a “sentirse envueltos en el afecto de Cristo”, que se alegraba de poder celebrar la fiesta con todos, y en la oración del Papa Magno, “que reza desde el cielo por la firmeza de nuestra fe”. 

“Si algo nos enseñó él es a tener esperanza, a defender la vida, la dignidad del hombre creado a imagen de Dios, el valor del matrimonio, de la familia, el respeto a la libertad religiosa -dijo Fernández Perea-  exhortando a todos a “aprender del Papa a tener esa humilde valentía que él tuvo para gritar al mundo de hoy” y llevarle allí donde no se le conoce, continuando con su obra, siguiendo sus huellas, que nos llevan hasta el altar, al encuentro con Cristo. A confiar que en sus manos y bajo su predilecta protección, “él llevará adelante los planes de Dios para la parroquia”.  

Continuó la fiesta con una animada convivencia parroquial, donde los asistentes disfrutaron de un vídeo sobre la risa de san Juan Pablo II (sobre el que se realizó un juego de preguntas) orientado por el vicario parroquial, Ángel Villaplana, para continuar con una comida compartida en el comedor y un café con postres hermosamente preparados en el hall del colegio. 

Allí los jóvenes sorprendieron a todos con una representación emocionante de algunos de los eventos más significativos en la vida del Papa santo, terminando con una bendición “suya” sobre la tarta que portaba una velita y sobre toda la parroquia que está bajo su nombre. 

Fue una jornada animada y llena de amistad en el Señor, bajo la atenta mirada de san Juan Pablo II.