ordenados2016

26/12/24. Ya se conocen los dos ganadores del primer certamen de poesías dedicadas a la Inmaculada Concepción organizado por los jóvenes de la Parroquia Santos Justo y Pastor (Parla).

En la categoría joven ha resultado premiado Iván Herraiz Herráez, con un poema a la Inmaculada Concepción formado por cuatro cuartetos de rima consonante.

En la categoría general el ganador ha sido Víctor Claramunt Velasco con un romance de 50 versos a la Inmaculada de rima libre.

Las poesías premiadas son originales e inéditas y en ellas se resalta el valor de la Virgen María, sus cualidades y sobre todo el dogma de la Inmaculada Concepción, como se requería en las bases de la convocatoria.

Al certamen se han presentado una docena de poemas, cuatro en categoría joven y ocho en categoría general.

Destacan desde la parroquia organizadora que “la acogida de la iniciativa propuesta por los jóvenes de nuestra comunidad ha sido muy buena. Además, ellos se han esforzado mucho para que saliera adelante y han trabajado en las bases y en la organización interna del certamen”.

 

 

CATEGORÍA JOVEN

IVÁN HERRAIZ HERRÁEZ

Poema a la inmaculada concepción

En el silencio puro de la aurora,

broto la gracia, divina y fina,

la Virgen, luz que el cielo atesora,

Inmaculada en su esencia divina.

 

Con lirios blancos en su regazo,

marcó el misterio de su elección,

la Virgen, alegría del cielo abrazo,

pureza eterna, luz de redención.

 

En su vientre, la esperanza germina,

mil estrellas danzan a su alrededor,

la Inmaculada, la gracia divina,

bendita entre todas, flor de amor.

 

Oh, Concepción sin sombra ni mancha,

Resplandece el manto de tu pureza,

La Virgen, luz que al mundo desgrana,

mensaje de paz, sublime belleza.

 

 

 

 

 

 

CATEGORÍA GENERAL 

VÍCTOR CLARAMUNT VELASCO

Romance a la Inmaculada

En la alborada primera

de blancura se vestía

el hombre, que presuroso,

el blanco en negro teñía

y contemplándolo el Padre

en crecida lejanía

se determinó en mandar

al Hijo, que bien quería,

a buscar a su criatura,

que más y más se perdía,

haciéndose humanidad,

haciéndose cercanía.

—¿Será posible, oh Señor

—el arcángel profería—,

que el autor de la pureza

se cubra de porquería?

—No sucederá, Gabriel

—el Hijo le respondía—;

obraremos un prodigio

que nadie imaginaría:

ya que la natura humana

ha de ser también la mía,

naceré de una mujer

que pecado no tendría;

será la Eva inmarcesible

y se llamará María.

Tan dispuesto como estaba

y anunciado en profecía,

Ana en su seno baldío

de Joaquín concebía.

María crecía en gracia,

belleza y sabiduría;

su espíritu inmaculado

de virtudes refulgía.

Al justo varón José,

con amor, desposaría,

sirviendo unidos a Dios

en virginal compañía.

 

Al anuncio de Gabriel,

humilde consentiría

en la encarnación del Verbo

que al hombre redimiría,

pisando así a la serpiente

que infame el talón le hería.

Cual lucero rutilante

a la luz alumbraría,

siendo esclava del Señor

a su Señor contendría,

y así, llena de la Gracia,

la toda santa sería.