D. Ginés García Beltrán

MISA DE ACCION DE GRACIAS

MISA DE ACCION DE GRACIAS
Sábado, 26 de junio de 2021 (Memoria de San Josemaría Escrivá de Balaguer)
Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, Cerro de los Ángeles, Getafe (Madrid)


Para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades» (Mt 8, 17).

Querido don Ginés, hermano en el episcopado que me trata con corazón de padre;
querido don Joaquín, padre en el episcopado, que me ha acogido siempre como hermano;
queridos hermanos sacerdotes, que me habéis sostenido con vuestra oración, sobre todo, en la Eucaristía, durante estos nueve años; diáconos y seminaristas;
queridas personas consagradas, seglares y familias, que, con vuestra vocación propia, me ayudáis a amar cada día más a nuestra Madre la Iglesia.

Permitidme que me dirija con agradecimiento a quienes, desde diversas instituciones, me honráis en esta mañana con vuestra presencia: al alcalde de Villanueva de la Cañada, a los representantes de las corporaciones municipales de Getafe, Leganés, Cubas de la Sagra, Boadilla del Monte, Brunete y Arroyomolinos; al Coronel de la Base Aérea, don Santiago; al Capitán de la Guardia Civil; a los representantes de la Casa de Andalucía y de Extremadura; al Hermano Mayor y representantes de la Congregación de Nuestra Señora de los Ángeles; a los miembros del Consejo Diocesano de Pastoral, del Consejo Económico y del Equipo de personal del Obispado; a los Presidentes y representantes de la Fundación Jesús y san Martín, Fundación Educatio Servanda y Fundación Arenales. Hermanas y hermanos todos en el Señor.

La liturgia nos invita en este día a fijar la mirada de fe en el testimonio de san Josemaría Escrivá de Balaguer para acudir a su intercesión. Exactamente hace hoy 9 años el Nuncio entonces de Santidad en España me comunicaba que el Papa Benedicto XVI me había nombrado obispo auxiliar de Getafe. El Señor en su Providencia ha querido regalarme para mi ministerio episcopal la especial protección y amistad de san Josemaría. Doy gracias al Señor por ello y por el fruto precioso de tantas personas buenas, hijos espirituales de san Josemaría, que me han acompañado durante estos años en la diócesis de Getafe.

En la oración central de la liturgia de este día se destaca que Dios ha «suscitado en la Iglesia a san Josemaría, sacerdote, para proclamar la vocación universal a la santidad y al apostolado». Cuando doy gracias a Dios por estos nueve años como obispo auxiliar de Getafe, el testimonio de este santo me hace volver la mirada a lo verdaderamente importante: hemos sido creados para una vida santa, la santidad es nuestra vocación, y todo cuanto nos aleje de esta meta es empeño inútil. Resuenen siempre con fuerza en nuestro interior las palabras audaces de san Juan de la Cruz: «¡Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas!, ¿qué hacéis?, ¿en qué os entretenéis? Vuestras pretensiones son bajezas y vuestras posesiones miserias» (Cant. B, 39, 7). En la Palabra de Dios que la liturgia nos regala en este día encontramos señalado el camino: Abrahán, que vio a Tres y adoró a Uno, se postró en tierra y dijo: “Señor mío, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo” (Gén 18, 3). San Mateo, por su parte, al relatar las curaciones de Jesús, reconoce cumplida la palabra del Señor por Isaías: Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades (Mt 8, 17; Is 53, 4). Responder a la llamada de Dios a una vida santa pasa siempre por dejarse curar por la misericordia divina, postrarse ante la Trinidad Santa, Origen y Meta de nuestra vida y de todo cuanto existe, y experimentar el consuelo de su amor infinito que cura. Por eso, si en este tiempo que el Señor me ha regalado con vosotros como vuestro obispo auxiliar no he sido instrumento útil en manos del Señor para encender vuestro corazón en el amor de Dios, si con mis palabras y silencios no he ayudado a que creciera en vosotros el deseo del Cielo, sin con mis acciones y forma de padecer no os he ayudado a reconocer a Cristo en su Palabra y en los Sacramentos -especialmente en la Eucaristía-, en la Iglesia y en los más necesitados, os pido de corazón que me perdonéis. Seguid ayudándome, con vuestra oración y ejemplo, para ser pastor según el Corazón de Cristo.

En mis primeras palabras como obispo auxiliar, os pedí vuestra ayuda para cumplir la tarea que la Iglesia me encomendaba. Y bien sabe el Señor que esa ayuda me la ha dado por medio vuestro con sobreabundancia. Permitidme que resuma en tres expresiones mi agradecimiento inmenso por esta ayuda.

La primera expresión me la habéis oído muchas veces: “qué pequeño es el mundo y qué grande es la Iglesia”. La he repetido cuando me he encontrado con nuestras consagradas de clausura, cuando he visto vuestra entrega apostólica en las familias, en los colegios, en los centros penitenciarios, en las casas de acogida, en los movimientos y en las parroquias. Cuando el mundo nos marca tantas veces como enemigos de la alegría que reclama el corazón, doy gracias a Dios por vosotros, porque me habéis ayudado a contemplar la belleza de la Iglesia y a experimentar la alegría indecible de ser hijo de la Iglesia Católica.

La segunda expresión os la he oído a muchos de vosotros, padres y madres de familia, con palabras parecidas: “las preguntas de nuestros hijos, nos han devuelto a la Iglesia” o “la fe inocente de los pequeños nos ha hecho recuperar la alegría de creer”. ¿No este acaso uno de los signos más claros de que la nueva etapa evangelizadora en la que nos encontramos ya inmersos debe dar más protagonismo a los preferidos del Señor? Doy gracias a Dios porque en estos años me ha regalado el testimonio limpio del amor de Dios en tantos niños: en Carmen de Pinto, que me agarró de la mano con cuatro años y me guió por su parroquia la primera vez que la visité; o María y sus hermanos, de la parroquia de la Asunción de Móstoles, que también con cuatro años recibió la insignia de los Tarsicios como niña adoradora de la Eucaristía, gracias a la valiente iniciativa del que entonces era vicario parroquial en su parroquia, el sacerdote Pedro Sánchez Buendía; o Guille y su grupo, de la parroquia de los Santos Justo y Pastor, de Parla, cuya petición para que sea siempre su obispo auxiliar, espero que se cumpla, al menos, en el corazón; o de tantos monaguillos, entre los cuales, dejadme que mencione a David, de Chapinería, el que explicó la sucesión apostólica acuñando el nombre “Joaquinés”; o que, hace apenas unas semanas, en la visita pastoral a su parroquia nos ha preguntado a los obispos por qué en la Iglesia utilizamos nombres tan raros; su propuesta de llamar al báculo “bastón”, a la mitra “gorro”, y al solideo “gorrillo” ya la estamos considerando. Doy gracias a Dios por el testimonio de todos ellos que nos recuerda la verdad de las palabras de Cristo: De los que son como ellos es el Reino de los Cielos (Mt 19, 14).

La última expresión es consigna para una vida: ¡Nada sin María, todo con Ella! El día que fui consagrado obispo aquí, en el entonces Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, también pedí al Señor lágrimas y me las ha concedido con abundancia, casi siempre en la sola compañía del Señor, unas veces de dolor y otras de inmensa alegría. Entre estas últimas, guardaré para siempre las que me ha concedido al acompañar la imagen de la Patrona, Nuestra Señora de los Ángeles, principalmente en el día grande de la bajada de la Virgen, fiesta que forma parte constitutiva de la identidad de esta ciudad. Querido don Cándido, Hermano Mayor de la Real e Ilustre Congregación de Nuestra Señora de los Ángeles, trabajad sin descanso para que Getafe siga siendo siempre tierra de María.

Hace nueve años quise empezar mis primeras palabras como obispo recuperando la sencilla jaculatoria que la piedad popular nos ha transmitido. Dejadme que ahora estas sean también mis últimas palabras: ¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!

HOMILÍA EN LA MISA DE LA SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

HOMILÍA EN LA MISA DE LA SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Jornada de Oración Mundial por la Santificación de los SacerdotesDiócesis de Getafe
– Basílica del Sagrado Corazón de Jesús Cerro de los Ángeles, 11 de junio de 2021

El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero (Jn 19, 35)
Muy querido don Ginés, hermano en el episcopado.
Muy queridos hermanos sacerdotes. Saludo especialmente a quienes cumplís bodas sacerdotales de plata o de oro.
Queridas personas consagradas.
Hermanas y hermanos todos en el Señor.

En esta Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús el Señor nos levanta como a un niño hasta sus mejillas y nos estrecha con lazos de amor (cf. Os 11, 3-4). Hoy el Señor nos abre el misterio escondido desde el principio de los siglos y nos revela la riqueza insondable de Cristo para que lleguemos a abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento (Ef 3, 18). Para gozar los tesoros del amor de Dios que se nos revelan en el Corazón de Cristo, la liturgia de este día nos pide recuperar el testimonio del evangelista y apóstol san Juan. Permitidme fijar la atención en tres detalles de este testimonio. El primero puede no verse y es, sin embargo, de capital importancia: quien da testimonio es el discípulo amado, es decir, quien antes de la escena que él mismo relata ha recibido de Cristo en la cruz a María como Madre. El segundo detalle nos anuncia que la muerte es vencida cuando el soldado traspasa el cuerpo sin vida de Jesucristo: de su costado brota el manantial de la Vida. El tercer detalle se refiere a la Palabra cumplida: esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura (Jn 19, 36).

El primer detalle nos descubre algo fundamental en la comprensión del amor de Dios que supera todo conocimiento: para entrar en el misterio del Corazón de Cristo es necesario recibir primero a María como Madre, aprender de Ella docilidad al Paráclito, descubrir en Ella, por voluntad del Señor, a la “Abogada, Auxiliadora, Socorro y Mediadora” -según los títulos que de María proclama el Concilio Vaticano II (LG 62)-, que no quita nada a la mediación única y universal de Jesucristo, sino que nos comunica, por voluntad de su Hijo, los frutos de la Redención. En su bondad infinita, la Trinidad Santa ha querido que su amor entrañable sea recibido por quienes tienen a María como Madre y con Ella cruzan el umbral santo del Costado abierto del Redentor. El segundo detalle anticipa el triunfo de la Resurrección. Cuando el soldado atraviesa el cuerpo muerto de Cristo, la muerte empieza a ser vencida: del costado traspasado brota el manantial de la Vida. Por eso la Iglesia ha visto desde antiguo en el Corazón traspasado del Redentor su nacimiento y en el agua y la sangre ha reconocido la fuente de la gracia, el origen de los sacramentos, con los cuales Cristo mismo se regala en don infinito de amor a los suyos.

El tercer detalle confiesa la fidelidad inquebrantable de Dios. Su amor revelado en el Corazón de Cristo es la prueba más elocuente y firme de su fidelidad, de su sí definitivo por nosotros. Dos son las profecías que el discípulo amado declara cumplidas: la primera -No le quebrarán un hueso (Éx 12, 46)- remite al animal sin defecto con cuya sangre se selló la primera Alianza. Jesucristo, el Hijo amado del Padre, es el Cordero, con cuya entrega se ha sellado para siempre la Alianza Nueva y Eterna. Con su entrega de amor sin reservas, hemos sido rescatados de la esclavitud del pecado y de la muerte. La segunda profecía – Mirarán al que traspasaron (Zac 12, 10) nos lleva a uno de los últimos profetas, Zacarías, que anuncia en nombre del Señor el día del triunfo de nuestro Dios. Ese día brotará una fuente para la casa de David (Zac 13, 1), remedio de errores e impurezas. Ese día ha llegado con el triunfo del Corazón de Cristo traspasado, de Quien ha brotado el torrente de vida bebiendo del cual nuestras heridas son curadas.

Pues precisamente, en este día santo, la Iglesia nos invita a unir nuestras voces para pedir en unidad por la santificación de los sacerdotes. Varios son los días del año en que felicitamos y nos felicitamos los sacerdotes, como el Jueves Santo, pues en la última cena hemos nacido en el mandato memorial de Cristo (haced esto en conmemoración mía: 1 Cor 11, 24). O cuando acudimos al ejemplo e intercesión de santos sacerdotes, como san Juan de Ávila o el Santo Cura de Ars. Pero en este día del Sagrado Corazón se nos invita a algo especial: pedir por la santificación de los sacerdotes. ¿No son acaso los tres detalles señalados del testimonio de san Juan claves fundamentales para nuestra santificación? Tener a María como Madre, entrega de la propia vida sin reservas, proclamación de la fidelidad de Dios en su Palabra cumplida. Santificación es camino de crecimiento en caridad. A la caridad del sacerdote la llamamos caridad pastoral, porque es participación en el amor mismo del Buen Pastor. “Amor del Corazón de Cristo”: la feliz definición del sacerdote, de san Juan María Vianney, nos recuerda que el Señor cuando nos llamó y nos ungió haciéndonos sacerdotes suyos, nos capacitó para amar con su mismo amor. Sea esta nuestra petición en este día por todos los sacerdotes: que en sus palabras y silencios, en lo que hacen y en su forma de padecer, reconozca el pueblo de Dios el mismo amor de Cristo.

Felicitamos de corazón a quienes hoy celebran 25 y 50 años de sacerdocio. Pedimos para ellos que su perseverancia sea testimonio alegre de su fidelidad inquebrantable al Señor. Que encuentren en María Santísima su regazo y descanso, donde renueven su deseo de entrega sin reservas al santo pueblo de Dios. Que no teman las lanzas que traspasan tantas veces el corazón, sino que confíen siempre, cada vez más, en la eficacia sanadora de la gracia de Cristo, de la cual nos ha hecho sus ministros. Que sea amigos entrañables de la Palabra de Dios y sepan servirla con dedicación al pueblo confiado, para que declaren cumplida una y otra vez las promesas del Señor. Que en su voz se reconozca siempre la Palabra que es Cristo mismo.

La Providencia ha querido, en fin, que en este día santo pueda dar gracias a Dios, con mi presbiterio, por estos nueve años como obispo auxiliar. Se me estremecen interiormente las entrañas cada vez que escucho mi nombre pronunciado por vosotros en la Eucaristía. Aunque ya no me nombréis, no dejéis de rezar por mí. Sabéis que yo lo haré siempre por vosotros. No me despido, sino que os agradezco con el corazón en la mano vuestra amistad y afecto. Permitidme se ser siempre, aunque sea in pectore, en el corazón, vuestro obispo auxiliar. Gracias especialmente a don Joaquín, padre que me ha tratado como hermano. Y a don Ginés, hermano que me ha cuidado como un padre.

Con Nuestra Señora de los Ángeles celebremos esta fiesta dejando que el Señor nos levante como a niños hasta su mejilla, para entrar en el misterio insondable del amor de Cristo que trasciende todo conocimiento. ¡Nada sin María! ¡Todo con Ella!

Homilía en la Institución de lectores y acólitos

HOMILÍA EN LA INSTITUCIÓN DE LECTORES Y ACÓLITOS
Diócesis de Getafe – Basílica del Sagrado Corazón de Jesús Cerro de los Ángeles, 18 de diciembre de 2020

No temas acoger a María (Mt 1, 20)
Cuando apenas queda una semana para la celebración de la Navidad, la liturgia de Adviento nos invita a dirigir nuestra mirada de fe a los momentos previos al nacimiento del Salvador. Acoge bien el nacimiento del Hijo de Dios quien aprende de las palabras, gestos y acciones de san José y de la Santísima Virgen María las virtudes que debemos ejercitar en estos días. Al sí de María, sigue el sí de José. San José, como padre en la sombra, es llamado para custodiar al Redentor, lo cual implica acoger a María. La petición que recibe san José poco después de entrar el Hijo de Dios en este mundo será la misma que el Hijo de Dios, crucificado, realizará al discípulo amado: recibir en casa a María como Madre. El Verbo encarnado se desarrolla humanamente en el seno materno, nace y crece en edad, sabiduría y gracia bajo el patrocinio de san José que custodia al Hijo y a la Madre. Misterio admirable de la Providencia: san José es elegido para ocultar al Salvador; los apóstoles serán llamados para anunciarlo al mundo entero. Para manifestar con palabras y hechos que solo en Cristo está la salvación, primero es necesario ocultarse con Él, custodiarlo en lo más íntimo de la propia vida, como san José, acogiendo a la Virgen María.

En el calendario litúrgico del Rito Hispano-Mozárabe hoy se celebra una fiesta entrañable: “la expectación del parto”. La tradición atribuye a san Ildefonso de Toledo la composición de los textos de la liturgia de este día. El anuncio del profeta, que hemos escuchado en la primera lectura, mirad que llegan días (Jer 23, 5), aviva el deseo y sostiene la esperanza: en las entrañas purísimas de María, por obra del Espíritu Santo, crece el vástago, legítimo descendiente de David, gracias al sí de san José, esposo de la Virgen María. El Señor es fiel y cumple su promesa.

Pues precisamente en este día, cuando la liturgia nos llama a imitar a María y a José para prepararnos al nacimiento del Salvador, celebramos con alegría la institución como lectores y acólitos de seis miembros de nuestro Seminario Diocesano. ¿Acaso no es este un momento muy importante en la gestación de los futuros sacerdotes? La liturgia de Adviento, a la vez que nos prepara de manera siempre renovada a revivir el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, ilumina el misterio de la vocación, de la gestación y del nacimiento de los nuevos sacerdotes. ¿Qué son los años del Seminario sino disponibilidad a la acción del Espíritu Santo, tras escuchar la llamada del Señor, para que modele con su acción a Cristo Sacerdote en el seminarista? ¿Qué es un seminario sino un nuevo hogar de Nazaret, donde Cristo Sacerdote crece en los que han sido llamados, junto a María y José? Bajo la sombra de san José y de la mano de María, el seminarista va siendo configurado a Cristo en trato creciente de identificación con Él.

Por eso, la institución de los ministerios no es simplemente la asignación pública de unas tareas que, sin duda, ya habéis ejercitado en muchas ocasiones. Recibir el lectorado y el acolitado en el camino al sacerdocio es antes un nuevo paso en vuestra configuración en orden al sacerdocio que el encargo de unas tareas. A los que vais a ser instituidos lectores, el Espíritu Santo os modela a imagen de Cristo Palabra, para que vuestros labios se habitúen a custodiar la Sabiduría evangélica que un día deberéis transmitir en nombre de la Iglesia, como anunció el profeta Malaquías: Pues la boca del sacerdote atesora conocimiento y a él se va en busca de instrucción, pues es mensajero del Señor del universo (Mal 2, 7). Acomodad vuestra palabra a la Palabra con mayúscula: saboreadla, meditadla, estudiadla y custodiadla para que un día la proclaméis viva y eficaz.

A los que vais a ser instituidos acólitos, el Espíritu Santo os modela a imagen de Cristo Comunión, para que vuestras manos sean portadoras del Sacramento de amor. Que vuestras manos se desgasten en obras de caridad hacia todos sin distinción, pues sólo las manos desgastadas por amor son dignas de llevar el Sacramento de Amor.

Queridos seminaristas que vais a ser instituidos lectores y acólitos, hoy el Señor toma vuestros labios y vuestras manos, para que proclaméis su Palabra y seáis ministros suyos, en el Sacramento de la Comunión. Mirad que llegan días en que, siendo ya del todo y para siempre de Cristo, diréis: Esto es mi Cuerpo, esta es mi Sangre. Mientras llega ese día, necesario es que dejéis crecer a Cristo en vosotros contando siempre con el ejemplo e intercesión de María y José. Como a san José, hoy el Señor os dice: no temas acoger a María (Mt 1,20).

¡Nada sin María! ¡Todo con Ella!
+ Ginés, Obispo de Getafe

Testimonio al finalizar el Año Jubilar

+ José Rico Pavés,
Obispo Auxiliar de Getafe

Cuando el papa Pío XI instituyó la fiesta de Jesucristo Rey, en 1925, estableció además que en ese día se renovara anualmente la consagración de todo el género humano al Sagrado Corazón de Jesús, llevada a cabo por el papa León XIII, en 1899, y actualizada por san Pío X. Secundando la decisión del Sucesor de Pedro, surgió entonces, por iniciativa primero de seglares, la idea de consagrar España al Corazón de Jesús, como ya habían hecho antes otras naciones, y con ese motivo erigir un monumento al Sagrado Corazón en un lugar especialmente significativo. El 30 de mayo de 1919, en el lugar que ahora nos encontramos, bautizado siglos atrás con el nombre bendito de la Virgen María, Nuestra Señora de los Ángeles, centro geográfico de la península ibérica, se llevó a cabo la deseada consagración de España al Corazón de Cristo y fue bendecido el monumento dedicado a Nuestro Señor, Redentor del mundo y Rey de Reyes, levantado sobre la columna en la que reza Reino en España, declarando así cumplida la promesa hecha al Beato Bernardo de Hoyos, s.j.

Al cumplirse el centenario de aquella consagración, el papa Francisco concedió a la diócesis de Getafe un Año jubilar que comenzó el 2 de diciembre del pasado 2018, primer Domingo de Adviento, y hoy, 24 de noviembre de 2019, solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, llega a su fin. Durante un año completo hemos tenido la oportunidad de participar en los misterios de la vida de Cristo que celebramos en la liturgia, desde el Corazón de Cristo. Es decir, se nos ha regalado un tiempo de gracia y de perdón para que, poniendo nuestra mirada de fe en el misterio del amor de Dios que se nos revela en el Corazón de Jesús, experimentemos cómo sus heridas nos han curado (1 Pe 2, 24).

Sorprendentemente, cuando celebramos la soberanía del amor de Jesucristo Rey, la liturgia nos invita a contemplar una vez más -como en seguida escucharemos- a Cristo Crucificado. Cuando a los ojos del mundo aparece derrotado, Jesús anuncia su victoria, y al Buen ladrón, que le pide ser recordado cuando llegue a su reino, le promete que estará con Él en el paraíso (cf. Lc 23, 42-43). Es en el misterio de la cruz donde se nos ha revelado el amor infinito de Dios hacia cada uno de nosotros, amor hasta el extremo (cf. Jn 13, 1). Ha sido en la cruz donde el costado de Cristo, abierto por la lanzada del soldado, nos ha mostrado los tesoros infinitos del amor divino: Y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis (Jn 19, 34-35).

Las palabras del Discípulo Amado nos ayudan a comprender que lo que acontece junto al Corazón traspasado de Cristo no puede ser referido mediante el solo relato de los hechos, sino que, de los hechos vistos, hay que dar testimonio, para que también otros crean y comprueben admirados cómo se cumplen las promesas de Dios custodiadas en las Escrituras. Cuando llegamos al final de este año jubilar, en que hemos sido atraídos por el Corazón de Cristo, cuyas heridas nos curan, permítanme poner voz al agradecimiento inmenso por la abundancia de gracias concedidas en este tiempo dando rápido testimonio de lo que hemos visto y oído.

Después de tres años de intensa preparación inmediata, con relevo al frente de nuestra Iglesia diocesana y actualización continua del equipo encargado de sostener la organización del centenario, el Domingo 2 de diciembre de 2018, en este mismo lugar dio comienzo el Año jubilar. El Nuncio de Su Santidad en España presidió la celebración de la Santa Misa y la apertura de la Puerta santa. La presencia del Nuncio hizo visible nuestra condición gozosa de hijos de la Iglesia Católica, congregados en unidad bajo la guía del Papa Francisco, a quien renovamos nuestra filial adhesión como Sucesor de Pedro y agradecemos infinitamente la concesión del Año jubilar. La apertura de la Puerta Santa hizo que volviéramos a escuchar con fuerza las palabras del Buen Pastor: Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará (Jn 10, 9). La puerta abierta es el costado traspasado del Redentor cruzando el cual recibimos el abrazo misericordioso de Dios que se nos regala en el Corazón de Cristo. Durante el Año jubilar que ahora termina han sido más de cien mil las personas que han cruzado la Puerta Santa y han recibido la Corazonada, documento que simbólicamente certifica haberse acercado durante este año a recibir la gracia de la indulgencia jubilar. En los próximos días se publicarán los datos exactos de los peregrinos que, bajo la organización del Centenario, han acudido -y siguen acudiendo- al Cerro de los Ángeles. Todas las diócesis españolas han estado representadas, algunas con peregrinaciones capitaneadas por sus obispos, otras a través de parroquias, movimientos, congregaciones e institutos de vida consagrada, colegios, asociaciones canónicas y civiles. No han faltado tampoco peregrinos venidos de otras naciones vecinas de Europa y América, además de representantes aislados de otros continentes. El Cerro de los Ángeles ha contemplado la belleza de la Iglesia Católica y la singular vocación misionera de España, como recuerda uno de los motivos escultóricos que acompaña el monumento al Corazón de Jesús.

No había pasado una semana del comienzo del Año jubilar cuando celebramos la Vigilia de la Inmaculada, en que la Diócesis de Getafe, como tal, y más de mil fieles, sumando personas particulares y familias completas, realizamos la consagración al Corazón Inmaculado de María. Hicimos así visible lo que sucedió en el Calvario: antes de que el costado de Cristo crucificado fuera traspasado por la lanza del soldado, Jesús mismo nos entregó a María como Madre, para que comprendiéramos que entrar en su costado y gustar las delicias de su amor, es sólo posible si vamos de la mano con María. Como un estribillo destinado a grabarse en el corazón, hemos repetido desde entonces “Nada sin María. Todo con Ella”. No es exagerado reafirmar que, si el Año jubilar hubiera terminado tras aquella Vigilia de la Inmaculada, habríamos quedado más que satisfechos…

Pero el Señor quería que recibiéramos mucho más. ¿Cómo no dar gracias a Dios por las peregrinaciones de todas las parroquias de la Diócesis de Getafe, agrupadas en arciprestazgos, que han permitido recuperar la vivencia más cuidada de los primeros viernes de mes? ¿Cómo no dar gracias a Dios por los cuatro simposios, de espiritualidad, historia, teología y doctrina social, que nos han permitido generar un cuerpo renovado de enseñanzas, de enorme importancia para seguir fortaleciendo la vida cristiana a partir del misterio del Corazón de Cristo? ¿Cómo no dar gracias a Dios por el título de Basílica Menor concedido por la Santa Sede a este Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, en documento fechado el 25 de marzo de este año? ¿Cómo no dar gracias a Dios por la peregrinación de la Asamblea Plenaria de los obispos de la Conferencia Episcopal Española el pasado 3 de abril del presente año? «Expresamos nuestra inmensa gratitud a nuestros hermanos obispos que, con el lenguaje de los gestos, tantas veces más elocuente que las palabras, se han hecho ellos mismos peregrinos que se dejan curar por las heridas de Cristo. Nuestra gratitud se convierte en oración confiada por todos y cada uno de ellos, muchos de los cuales han acompañado además a feligreses de sus diócesis en la peregrinación al Cerro de los Ángeles durante este Año jubilar». ¿Cómo no dar gracias a Dios por la Congregación de la Virgen Nuestra Señora de los Ángeles? En el día más importante de las fiestas de Nuestra Patrona, “la bajada de la Virgen”, coincidiendo providencialmente con el día exacto que se cumplía el centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús, el 30 de mayo, se realizó una estación con la imagen de la Patrona, vuelta al monumento, para que pidiéramos a la Virgen un corazón renovado de cara a la celebración que un mes después tendría lugar. ¿Cómo no dar gracias a Dios por el vigésimo quinto aniversario de Nuestro Seminario Diocesano de Getafe “Ntra. Sra. De los Apóstoles”, que la Providencia ha querido que coincidiera con este Año jubilar? La peregrinación a Roma y el encuentro en la audiencia con el papa Francisco han sido, sin duda, una expresión más de la ternura del amor de Dios, que nos ha prometido enviar sacerdotes según su Corazón.

Llegamos luego al último fin de semana del mes de junio, una vez más de manos de la liturgia, para celebrar de una manera singular la Solemnidad del Corazón de Jesús, en un viernes que nos introdujo en la celebración de la renovación de la consagración. ¿Cómo no dar gracias a Dios por los cinco jóvenes que recibieron la ordenación sacerdotal ese día? ¿Cómo no dar gracias a Dios por los más de tres mil niños, jóvenes, adultos, -seglares, personas consagradas y sacerdotes- que pasaron la noche en oración con el Santísimo Sacramento? ¿Cómo no dar gracias a Dios por la Santa Misa celebrada en el altar superior del monumento, aún de noche, con los más de doscientos voluntarios, que, al terminar, cuando despuntaba el alba, marcharon a sus puestos con el corazón inflamado en el Amor de Dios para acoger a los peregrinos?

Y así amaneció el 30 de junio, día en que vivíamos la primera ola de calor del verano, singular en este caso por tener su origen en el centro de la península, acaso por nacer del Corazón divino, que había anunciado: ¡He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! (Lc 12, 49). A los doce mil peregrinos, acompañados de un centenar de sacerdotes y una veintena de obispos, se unieron miles de fieles que siguieron la celebración por televisión. Al igual que había sucedido hace cien años, el Nuncio leyó la bendición del Papa Francisco, el Cardenal Arzobispo de Madrid presidió la Santa Misa y el Primado de España, Arzobispo de Toledo, dirigió la exposición y adoración del Santísimo que prolongó la celebración de la Eucaristía. Fue en ese momento cuando el silencio de la adoración dio paso a la oración del pueblo fiel aquí congregado que, a una voz, leyó la oración de renovación de la consagración de España al Corazón de Jesús: «Reunidos en tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre, renovamos la consagración que fue hecha aquí hace cien años a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la verdad y la caridad. Al renovar la consagración de España, los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordia, impulsando, en comunión con toda la Iglesia, una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio […] Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras, y en nuestras leyes e instituciones». ¿Cómo no dar gracias a Dios por nuestro Coro y Orquesta de la Diócesis de Getafe que nos hizo gustar, con su música y cantos, la Bondad del amor del Dios? ¿Cómo no dar gracias a Dios por el comportamiento ejemplar de quienes participaron en las celebraciones de esos días y por la colaboración leal y generosa de las instituciones municipales, autonómicas, nacionales, civiles y militares, que permitieron el desarrollo ejemplar de todos los actos? Cuando pensábamos que la celebración del año jubilar bajaría su intensidad, el Señor nos volvió a sorprender con una respuesta creciente de peregrinos que, tras la celebración del 30 de junio, se han acercado al Cerro de los Ángeles. Desde septiembre hasta el día de hoy nos ha acompañado el aviso de “aforo completo” durante los fines de semana. ¿Cómo no dar gracias a Dios por el Congreso de Evangelización, que nos ha mostrado la audacia que el Espíritu Santo suscita en tantas personas buenas implicadas, por caminos antiguos y nuevos, en la tarea evangelizadora de la Iglesia? ¿Cómo no dar gracias a Dios por los eventos culturales, deportivos, musicales e incluso ecológicos que en torno al Corazón de Cristo se han desarrollado durante este año?

Al dar testimonio de lo visto y oído, permítanme, para terminar, hacer mención sin nombrar, a quienes han hecho posible este año por dentro y por fuera. Por dentro, sosteniendo con su oración, entrega y sacrificio todas las celebraciones y eventos. ¿Cómo no dar gracias a Dios por todas las personas consagradas, las de vida activa y las que desde la vivencia fiel de la clausura nos han acompañado en estos meses? ¿Cómo no dar gracias a Dios, de forma muy especial e intensa, por nuestras Madres Carmelitas Descalzas, que, como lámparas encendidas, viven su vocación en la Iglesia “acompañando al Corazón divino en su soledad, pidiendo e inmolándose por la salvación de las almas, especialmente por la salvación de España”? Por fuera, cuidando infinidad de detalles cuya combinación ha hecho posible llegar a este día: programación, captación de fondos, acogida de peregrinos, instalaciones, coordinación de eventos, etc. ¿Cómo no dar gracias a Dios por nuestros voluntarios, verdaderos “héroes del centenario”? Sois el rostro amable, la expresión alegre, el servicio desinteresado, la palabra amiga de todos cuantos se han acercado en estos meses al Cerro de los Ángeles. Os hemos visto trabajar sin descanso, llorar a escondidas cuando el cansancio o los nervios de algunos se encrespaban. Siempre os hemos visto transmitir alegría. ¿Cómo no dar gracias a Dios por todos y cada uno de vosotros?

Termina el Año jubilar y, sin embargo, el corazón nos dice que, ahora, más que antes, es cuando estamos en condiciones de volver a empezar. Como los dos de Emaús, al experimentar el corazón ardiendo durante este año, sólo una petición dirigimos a Jesucristo, Nuestro Señor: «¡Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída! (Lc 23, 29). Concédenos la generosidad en la entrega para que este trono de tus bondades sea lugar santo donde te adoremos sin interrupción en el Santísimo Sacramento del altar y cuantos aquí peregrinen se dejen curar por tus heridas y se conviertan en artífices de la nueva evangelización.

¡Corazón de Jesús Sacramentado, reina en nuestros corazones, reina en España!».

El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero (Jn 19, 36)

Entrevista a Don José sobre el Yunque

Esta entrevista ha sido publicada por la Revista Palabra en este mes de junio, a la que agradecemos que nos ceda los contenidos.

Mons. Rico Pavés: “Esta forma de neointegrismo quiebra la comunión eclesial”

Entrevista con el obispo auxiliar de Getafe a propósito de la reciente nota que declara la intención de no prestar apoyo a las iniciativas de HazteOir

Por Diego Pacheco

El 10 de marzo, el obispado de Getafe hizo pública una nota pidiendo a la asociación HazteOir que, por la vinculación probada de algunos de sus miembros a la asociación secreta el Yunque, se abstenga de acudir a las instituciones diocesanas a dar a conocer y promover sus iniciativas. Dos semanas después, el 26 de marzo, la archidiócesis de Toledo hizo suya íntegramente la declaración del obispado de Getafe y también vetó a HazteOir el acceso a las instituciones del arzobispado.

En torno a esta cuestión conversamos con el obispo auxiliar de Getafe, Mons. José Rico Pavés, una de las personas que más ha seguido y conoce el desarrollo y actividad de estas organizaciones en España. Respondemos así fundada y concluyentemente al interés de los lectores.

–¿Se puede decir que los recientes comunicados de Getafe y Toledo expresan la opinión del episcopado español respecto a HazteOir y al Yunque?

–Eso tendría que contestarlo el portavoz de la Conferencia Episcopal (CEE). Sí puedo decirle que existe una preocupación que va más allá de la diócesis de Getafe y de la archidiócesis de Toledo. Algunos obispos españoles nos han manifestado su apoyo y coincidencia con el diagnóstico que hemos hecho, aunque no consideren necesario, porque la incidencia es menor en sus diócesis, hacer pública una nota similar. Muchos coinciden en que la nota publicada les permite tener un argumento objetivo a la hora de advertir a sus fieles de los peligros que puede suponer colaborar con HazteOir. –

¿Se ha tratado este asunto en el seno de la CEE?

–El tema del Yunque fue tratado en el año 2010 por la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, de la cual entonces yo era Secretario técnico. En dos reuniones de esta Comisión, mantenidas en junio y septiembre de ese año, se comentó un informe sobre el Yunque preparado por un seglar de Toledo a instancias de nuestra Comisión. Este seglar se había implicado de forma muy directa en la campaña para promover la objeción de conciencia a la asignatura “Educación para la ciudadanía” a través de la asociación Profesionales por la Ética. Fue en esta asociación donde descubrió la existencia del Yunque y la presencia de sus miembros en esa asociación y en otras afines, como HazteOir.

En aquella ocasión la Comisión se limitó a dialogar sobre el Yunque y algunas de las asociaciones impulsadas por sus miembros, y entregó el informe a la Secretaría General de la CEE para que estuviera a disposición de los obispos que quisieran consultarlo. Se pensó entonces que no eran necesarias otras actuaciones, pues en la archidiócesis de Madrid se había pedido a los dirigentes del Yunque que abandonaran su condición de organización secreta y adoptaran una forma visible, civil o canónica.

Después vinieron las demandas interpuestas por HazteOir, entre otras, contra el seglar de Toledo que había preparado el informe para nuestra Comisión. Tras la sentencia judicial de mayo de 2014 que desestimó esa demanda, el asunto ha vuelto a ser objeto de diálogo en algunos órganos de la CEE y entre algunos obispos. En principio, el criterio de la CEE es que cada obispo actúe como crea oportuno en el ámbito de su propia diócesis.

–¿Cuál ha sido la actuación de la diócesis de Getafe en este asunto?

–Han sido dos actuaciones: una carta al Presidente de HazteOir, en septiembre de 2014, y la Nota del obispado, en marzo de 2015. En la carta se anunciaba lo que luego se haría público: que desde la diócesis de Getafe deseamos promover la defensa de derechos fundamentales hoy vulnerados, pero lo queremos hacer desde un sentido de pertenencia eclesial inequívoco; que aunque podemos compartir con HazteOir y sus plataformas muchos de los fines que proponen, no compartimos los medios que emplean; y que, en consecuencia, pedimos a HazteOir que se abstenga de acudir a las instituciones diocesanas para dar a conocer o promover sus iniciativas.

En un primer momento no se pensó publicar esta carta en los medios. Sí se dio a conocer al Colegio de arciprestes y a los párrocos de la diócesis. La carta respondía a una circular que el Presidente de HazteOir envió a la mayoría de los obispos españoles anunciándoles la convocatoria de una Marcha por la Vida en septiembre de 2014, e invitándose a acudir con un delegado de zona a entrevistarse con cada obispo y explicarles lo que hace HazteOir.

–¿Qué ocurrió luego?

–Cuando recibimos la circular del Sr. Arsuaga pensamos: ¿por qué no alude aquí a la sentencia de mayo de 2014 que declara probada la pertenencia al Yunque de algún miembro de la directiva de HazteOir y desestima la demanda contra el seglar de Toledo? No nos parecía coherente: por un lado, HazteOir presenta una demanda contra un católico que ha trabajado al servicio de la CEE a petición de los obispos, y por otro, como si no pasara nada, acude a los obispos para que colaboren en la promoción de sus actividades. No nos parecía razonable.

–¿Por qué se habían interpuesto las demandas?

–Porque HazteOir entendió vulnerado su derecho al honor al vinculársele con la organización secreta el Yunque en el informe preparado por el seglar de Toledo. La sentencia de mayo de 2014 desestimó la demanda, consideró probada la pertenencia de algún directivo de HazteOir al Yunque y declaró que el informe es esencialmente veraz.

–¿Qué ha sucedido después?

–En octubre, el portal Infocatólica, publica una entrevista a Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, en la que denuncia el daño que hacen las organizaciones secretas en la Iglesia, sin dar ningún nombre, y el perjuicio que provocan en las asociaciones en las que actúan sus miembros.

Después, en febrero de 2015, el portal Aleteia publica un artículo sobre el Yunque en el que comenta el contenido de la sentencia de mayo de 2014. La publicación de este artículo provoca una serie de reacciones que llevan a la publicación de las notas de las diócesis de Getafe y de Toledo.
En ese artículo, siguiendo en parte el informe del seglar de Toledo, se afirma que hay miembros del Yunque en algunas asociaciones como HazteOir, Profesionales por la Ética, Instituto de Política Familiar y Ayuda a la Iglesia Necesitada. Los directivos de algunas de estas asociaciones acuden entonces a la dirección de Aleteia pidiendo la retirada del artículo o una rectificación. Desde el portal Aleteia contactan conmigo y me preguntan si lo que se dice en él sobre el Yunque es correcto. Yo respondo que sí, que no añade nada nuevo y se atiene a lo dicho en el informe de referencia. Entonces Aleteia pone un encabezado al artículo indicando que yo ratifico su contenido. Desde Aleteia me propusieron algo más que el encabezado a su artículo. Después de consultarlo, opté por una entrevista larga que ese medio tituló “El Yunque existe y hace daño a la Iglesia”.

Tras lo publicado en el portal Aleteia, hemos mantenido en el obispado de Getafe dos encuentros: uno con la cúpula de la Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) en España y otro con el Presidente y un directivo de HazteOir. El primer encuentro se llevó a cabo en un clima eclesial inequívoco y de sincera colaboración, y ha servido para que AIN se desmarque del Yunque y de alguno de sus miembros. El segundo encuentro no ha tenido el mismo resultado.

–¿Cómo surge la nota publicada por ustedes el 10 de marzo?

–El Presidente de HazteOir pidió una entrevista con los obispos de Getafe, que tuvo lugar el 5 de marzo, y que sirvió para evidenciar que no había posibilidad de acuerdo.

Para centrar la entrevista nosotros llevamos por escrito en dos páginas los puntos que nos preocupan de HazteOir: la falta de confianza motivada por la interpretación extraña que el Presidente de HazteOir ha hecho de la sentencia de mayo de 2014; la continua negativa de la presidencia y directiva de HazteOir a reconocer la presencia del Yunque en su asociación, a pesar de ser un hecho que se ha considerado probado en sede judicial; el modo en que HazteOir entiende la colaboración con la Iglesia y con otras formas de apostolado seglar; la reivindicación, cuando interesa, del carácter civil de la asociación y el considerar irrelevante que sus miembros puedan pertenecer a una organización secreta. El punto clave del desencuentro está en el tema del Yunque.

Consideramos necesario publicar una Nota cuando leímos la crónica que el Presidente de HazteOir había hecho de nuestra entrevista. En ella omite los puntos de preocupación que habían sido objeto de diálogo y nos atribuye incluso el haber afirmado que no existe ninguna objeción moral para colaborar con HazteOir, cuando, en realidad, le repetimos que si se sabe que en HazteOir hay miembros del Yunque y no se piensa actuar para evitarlo, nos parece muy problemático colaborar con HazteOir.

Al insistir en este punto, el Presidente de HazteOir reivindicó el carácter civil de la asociación y nos pidió, en consecuencia, que, como obispos, no habláramos de ella, ante lo cual le preguntamos si era consciente de la gravedad de lo que nos estaba pidiendo: ¿acaso los obispos no pueden advertir a los católicos que colaboran en HazteOir de que en esa asociación está presente una organización secreta?

En la nota nos limitamos a señalar que el principal punto de desencuentro se debe al problema del Yunque y hacemos pública la petición de que no acudan a las instituciones diocesanas (parroquias, delegaciones, etc.) para dar a conocer o promocionar sus actividades.

–Entonces, ¿por qué no es irrelevante que haya miembros del Yunque en HazteOir?

–Para descubrir que no es irrelevante, es necesario no quedarse en la superficie y buscar el fondo del problema. A la hora de valorar el problema del Yunque en HazteOir y en otras asociaciones afines, podemos fijarnos en tres niveles.

El primer nivel es el más externo y se refiere a las obras que lleva a cabo. Nadie pone en tela de juicio la entrega de muchas personas que trabajan en HazteOir y la altura de muchas de las iniciativas que impulsa para dar a conocer la defensa de muchos derechos que hoy están siendo vulnerados. A este nivel se podrá discutir si tal o cual estrategia es mejor o peor, pero eso, naturalmente, no nos corresponde a nosotros valorarlo.

Muchas personas valoran HazteOir únicamente por los fines que pretende promover, se involucra en sus estrategias y no se cuestiona los medios que emplea. La mayoría de los socios piensa que los únicos medios que emplea son las iniciativas promovidas por los mismos socios y no quiere admitir lo que sucede con personas que salen dañadas tras colaborar con HazteOir o con las divisiones que están creando entre católicos de otras asociaciones que promueven los mismos fines.

El segundo nivel se refiere a las personas que salen dañadas tras haber trabajado con generosidad en HazteOir. No son dos o tres. Cada vez tenemos noticias de más y el motivo del daño es siempre el mismo: la presencia de miembros del Yunque en HazteOir. El daño llega a matrimonios rotos porque uno de los esposos considera más importante el juramento al Yunque que el vínculo matrimonial, o familias heridas porque los hijos han sido captados por el Yunque cuando toda la familia trabajaba en HazteOir. Cuando estas personas afectadas lo han comunicado a la directiva de HazteOir han recibido silencios, descalificaciones y algunos han tenido que soportar demandas judiciales. Al Presidente de HazteOir le preguntamos si se consultó a los socios de HazteOir cuando su asociación demandó al seglar de Toledo por haber preparado un informe sobre el Yunque para la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe; y si los socios estaban de acuerdo en que el tiempo, dinero y energías que ellos dedican a la defensa de derechos hoy vulnerados se apliquen a presentar demandas contra otros católicos. Esto mismo ha vuelto a pasar recientemente. A la vez que HazteOir ha organizado un Congreso sobre los cristianos perseguidos con ponentes de un valor testimonial insuperable, un grupo italiano de abogados, contratado por HazteOir, ha anunciado al portal Aleteia que iniciará acciones legales si no retira o rectifica el artículo mencionado sobre el Yunque.

–¿A qué responde este tipo de actuaciones?

–Cuesta creer que lo único que se pretende es defender el derecho al honor, pues el vínculo del Yunque con algún directivo de HazteOir ya se ha considerado probado en la sentencia de mayo de 2014. Las reacciones de algunos portales católicos tras el artículo publicado por Aleteia ha servido para destapar de forma aún más clara lo que está en el fondo de esta polémica: una nueva forma de integrismo que pretende ganar espacios de poder para alcanzar sus fines. No olvidemos que el portal Aleteia es el más visitado en el mundo después de la web de la Santa Sede y que la versión internacional de HazteOir, la plataforma CitizenGo, está en proceso de expansión.

Eso es lo que encontramos en el tercer nivel y justifica la manera en que la presidencia y algunos directivos de HazteOir entienden la relación con la Iglesia católica y el apostolado asociado de los fieles laicos. El problema que subyace de fondo es muy grave, pues denota una comprensión deformada de la Iglesia y del modo de colaborar los laicos, bien sea en asociaciones civiles o canónicas. El vicio originario del Yunque está en justificar la mentira y el engaño para no revelar la pertenencia a esa asociación, porque consideran que así serán más eficaces a la hora de alcanzar el fin que pretenden: instaurar el Reino de Cristo en el mundo. Sin embargo, tan dañino para la Iglesia es el disenso que nace de una visión dialéctica que enfrenta continuamente a los fieles con la jerarquía, como el integrismo de quienes, creyéndose amparados en la “recta doctrina”, justifican cualquier medio (incluida la mentira) para defender un fin elevado. El resultado en ambos casos es el mismo: la división entre los católicos y la perversión de la misión evangelizadora de la Iglesia.

–¿Los miembros del Yunque no entienden un principio moral tan conocido como que el fin no justifica los medios?

–El Yunque surge a inicios de los años cincuenta del siglo pasado en México como la respuesta de un joven universitario católico a la instigación continua que la Iglesia católica padecía por culpa de la masonería. Inspirándose en los cristeros, este joven idea una organización secreta (“discreta” o “reservada”, dicen ellos), en la que sus miembros se consideran mitad monjes y mitad soldados, y reivindican para sí, inspirándose en un texto de san Ignacio de Antioquía, la firmeza y constancia de un yunque. Consideran el Yunque como un camino de santificación y se vinculan a la organización mediante un juramento de por vida que les obliga a mantener en secreto su pertenencia.

Después de que Aleteia publicara la entrevista en la que hablo sobre el Yunque, una persona que había pertenecido a esta asociación secreta me hizo llegar el siguiente mensaje: “Lo que también deberían hacer los obispos es decir que el juramento del Yunque no tiene ningún valor. Hay muchos que estarían dispuestos a dejarlo, pero consideran que no pueden ser infieles al juramento. Les han inculcado que la pertenencia al Yunque es camino de santificación. Y lo que hay que decir con toda claridad es que no puede ser camino de santificación aquello que me obliga a vivir en la mentira”. La legitimación del uso de la mentira lleva a otros problemas muy serios que nunca podrán ser justificados, por más que se invoque un fin muy elevado. Entre esos problemas están la captación de jóvenes y el adiestramiento con métodos paramilitares, la infiltración y manipulación de asociaciones católicas o el acoso a las personas que dejan la organización.

–¿Qué reacciones ha habido ante la Nota de marzo?

–Después de publicar la Nota de nuestro obispado, hemos recibido algunas cartas de personas que, después de años trabajando en HazteOir, aseguran que el tema del Yunque es un bulo o que, en caso de ser verdad, es un problema minúsculo comparado con el bien que hace HazteOir. A estos les hemos contestado invitándoles a no quedarse en la superficie de las iniciativas que promueven y les hemos hablado de las personas que han sido dañadas por el Yunque cuando colaboraban con HazteOir. Sin embargo, han sido muchas más las personas que nos han contactado para agradecernos la valentía mostrada al publicar la Nota y nos han comunicado que, por primera vez en su vida, se han sentido escuchadas y acogidas en la Iglesia tras pasar por la experiencia del Yunque. Algunas nos han abierto su corazón y nos han contado el calvario por el que han pasado hasta verse liberados de los lazos de esa asociación secreta. No es irrelevante recordar que estas personas fueron captadas por el Yunque cuando trabajaban en HazteOir y en otras asociaciones afines.