royo15webCon gran alborozo, el domingo 21 de Diciembre (4º domingo de adviento), casi a las puertas de la Natividad del Señor, celebraba sus bodas de plata (1989-2014) como sacerdote,  D. Alberto Royo Mejía, Vicario Judicial de la Diócesis, Delegado Episcopal para las causas de los santos y Párroco -desde hace 12 años- de Sta. Mª de la Alegría, en Móstoles.


Un día excepcional para el querido Alberto y para todos los que le acompañábamos: familiares, amigos, compañeros y feligreses, que asistieron a la celebración y ocuparon -además de la capilla del Santísimo-, laterales y pasillos de la nave central hasta las puertas de la calle. Hubo que habilitar sillas para muchas personas mayores. Y es que, además de ser domingo y la misa principal,  D. Alberto es muy querido entre sus feligreses.
La Eucaristía fue presidida por el Obispo de Getafe, D. Joaquín Mª López de Andújar. Oficiaron con él D. Javier Romera, Vicario General y Moderador de Curia; D. Alberto, el Párroco -que para esta celebración estrenaba una preciosa casulla nueva, regalo de su familia-; D. Isaac Parra, vicario parroquial; D. Fernando Ramírez, Arcipreste de Móstoles; D. Ramón Saa, el diácono permanente; D. Pablo Morata, Párroco en Casarrubuelos (y anterior coadjutor en ésta), y doce presbíteros más de otras parroquias vecinas. En la homilía, el Sr. Obispo cedió el honor al Párroco, D. Alberto, que, después de darle las gracias, manifestó, con humor, que el Obispo le había pillado “a traición”, pues se lo había comunicado a las 11 de la noche anterior sin tener nada preparado, y tuvo que improvisar; cosa que hizo con la soltura que le caracteriza.
D. Alberto fijó su mirada sobre la imagen de la Virgen María repasando su vida por Galilea y Nazaret, su pueblo natal y ensalzando la valentía de la Virgen ante la llamada del ángel, mientras, dijo “yo no fui tan rápido en decir sí a mi sacerdocio”. Añadió que “Dios le ha ayudado a ser sacerdote de los pobres, de los niños, de los alejados, de los pecadores, (…), y un evangelizador, porque -los santos no son héroes esforzados- en palabras de Santa Teresa, y a mostrar el rostro amable de Cristo para que se manifieste ante nosotros”.