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El obispo D. Ginés García Beltrán presidió el pasado 4 de junio en la Catedral una misa de acción de gracias por la declaración de virtudes heroicas del venerable José Pío Gurruchaga, fundador de la Congregación de Auxiliares Parroquiales de Cristo Sacerdote en 1927, presente en la actualidad en la Diócesis.

El Papa firmó el decreto en 2020, pero la pandemia obligó a posponer esta celebración.

D. Ginés destacó la labor del venerable siervo de Dios en el cuidado de la liturgia; en  la atención a los obreros con la creación de sindicatos y por las misiones.

El prelado recordó que Gurruchaga consideraba que “limitarnos a llorar la ausencia de fieles en nuestras iglesias no es de pastores” y que “es preciso salir a su encuentro”.

También se extendió en explicar la idea de la santidad como práctica de las virtudes, las teologales y las cardinales, que nos afecta a todos: matrimonios, sacerdotes, religiosos. 

Al término de la celebración, la madre Laura, superiora de la comunidad de la Congregación de Auxiliares Parroquiales en Getafe, leyó unas consideraciones de Gurruchaga sobre la necesidad de sacerdotes para poder tener la Eucaristía. 

"El sacerdote nos recibe al nacer, por el Bautismo nos introduce en la Iglesia, las manos consagradas del prelado, en la Confirmación, posándose sobre nuestras cabezas, nos fortalecen en la fe haciendo que descienda nuevamente el Espíritu Santo sobre nuestras almas. Y más tarde, cuando oprimidos por la angustia de haber pecado, estamos abatidos y llenos de congoja, es el sacerdote a cuyas plantas acudimos, el que nos devuelve con el perdón la paz perdida" declaró la Madre.

 

Y continuó explicando, en relación a las virtudes y a la labor sacerdotal del padre Pío que " el sacerdote bendice la unión de los que se aman para que constituyan un hogar santo; y el también cuando llega el momento de la muerte, viéndonos solos, sostienen nuestro espíritu en sus luchas finales, comunicándonos con los sacramentos, las gracias que han de disponernos para la partida. El sacerdote en la vida del cristiano lo es todo. ¿Qué sería del mundo sin sacerdotes que realizarán el gran sacrificio del altar…? ¡Qué serían en fin nuestros templos con sus Sagrarios vacíos!".