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La Parroquia Santa María la Mayor (Colmenar de Oreja) acogió el 4 de noviembre una eucaristía por la tauromaquia, en la que se rezó por los toreros vivos, convalecientes y difuntos, por los recortadores, los corredores de encierros, los emboladores, los novilleros y los aficionados.
Esta celebración contó con la participación de diversas instituciones, escuelas, fundaciones y representantes del mundo taurino, además de autoridades civiles, la corporación municipal de Colmenar de Oreja y los alcaldes de Villaconejos y Navas del Rey.
La eucaristía fue presidida por el vicario general de la Diócesis, D. Javier Romera, que destacó en su homilía los valores y las virtudes de la tauromaquia, el papel de la mujer y la forma tan singular que tienen los taurinos de santiguarse y de hacer la señal de la cruz, incluso en la arena con el pie.
Al finalizar la celebración, el sacerdote D. David Benavente Sánchez, promotor de esta iniciativa, impartió la bendición taurina a los trastos y signos de torear.
Los alumnos de las escuela taurinas de Navas del Rey y de Arganda del Rey también se sumaron a este acto para homenajear a las personas que han quedado con secuelas para el resto de su vida o que han fallecido a causa de la tauromaquia, haciendo una sencilla y bonita exhibición de toreo de salón.
Periodistas, comentaristas y reporteros especializados en el mundo de la tauromaquia, como Isidoro Rábanos González, Carlos Pinto y Diego Cervera García, también estuvieron presentes en este acto, así como el párroco de Colmenar de Oreja, D. Antonio Manuel Lucero.
A la misa también asistieron un padre que perdió a un hijo en los encierros de Pamplona y un joven de Colmenar de Oreja, que quedó en silla de ruedas tras ser corneado en un encierro local.
Magdalena Pineda Grondona fue la encargada de la decoración de la Misa Taurina.
Entre los objetos presentes en la parroquia, destacó un cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe, muy venerado por los novilleros y el personal taurino en Colmenar de Oreja y que se encuentra habitualmente en la Ermita del Santísimo Cristo del Humilladero.
Este cuadro se colocó entre dos capotes con un crespón negro por los difuntos y otro blanco, por los vivos y los heridos.
También se colocó una estampa de San Pedro Regalado, patrón de los toreros.