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El obispo auxiliar, D. José María Avendaño, presidió el pasado jueves  2 de febrero –fiesta de la Presentación del Señor- la celebración de la Jornada por la Vida Consagrada, en la Catedral de Getafe.

A la eucaristía, que llevaba por lema ‘Caminando en Esperanza’ se unieron en oración un gran número de consagrados y consagradas de la Diócesis que, además, renovaron en la celebración sus votos y promesas.

Junto al auxiliar se encontraba también el vicario episcopal para la Vida Consagrada, Ramón García-Saavedra; el presidente de Confer diocesana, José Miguel Sopeña y una treintena de sacerdotes.

Sopeña en su monición de entrada destacó que “la vida consagrada quiere mantener su misión profética y su fascinación por un futuro que el Señor cuida y que nos invita a cuidar cada día con toda clase de gestos de amor y de confianza en Él, con los ojos puestos siempre en los más pobres y desvalidos, con los que Jesús se identifica”. 

“La esencia de nuestra vocación consagrada, enraizada en nuestro bautismo común, es ser signo y ofrenda generosa al Señor para construir una verdadera convivencia humana, el sueño de la fraternidad, siendo testigos de esperanza para todos, mirando más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza, nos dice el Papa Francisco (Fratelli Tutti, n. 55)” señaló. 

Por su parte, el obispo auxiliar, en su homilía comenzó recordando el origen de la Jornada por la Vida Consagrada, instituida por san Juan Pablo II en el año 1997, “como expresión de su amor y de su estima por quienes han elegido seguir a Cristo mediante la práctica de los consejos evangélicos: pobreza, caridad y obediencia”.

También tuvo palabras de agradecimiento para el santo Padre Francisco, que se encontraba en esa fecha de visita en la República Democrática del Congo y para el obispo diocesano, D. Ginés, de viaje en Colombia, con el fin de estrechar lazos con la Diócesis hermana de Cartagena de Indias, de donde proceden algunos de los sacerdotes que se encuentran en la actualidad desarrollando su ministerio pastoral en parroquias de la Diócesis de Getafe.

D. José María Avendaño quiso continuar destacando el valor inestimable y la riqueza que supone la vida consagrada “sin la cual la historia de la Diócesis no sería igual” y agradeciendo el don y la esperanza, en relación al lema ‘Caminando en Esperanza’ que supone esta vida de entrega a Dios y “manifestada en vocaciones a la vida contemplativa y a la vida activa dentro de la Iglesia”.

“Los consagrados, religiosos y religiosas, que llevan la luz de la fe en las distintas instituciones de la Iglesia, a lo largo de los años, han apostado de manera radical por el amor a Cristo, la fraternidad entre todos los hombres y el servicio a los últimos, pobres y necesitados, los heridos por la vida” subrayó D. José María.

“La Trinidad Santa os necesita, así como la Iglesia y este mundo. Gracias por vuestra fidelidad, vuestra lealtad, vuestro testimonio, coraje y valentía porque con vuestra vida mostráis que ‘sólo Dios basta” continuó.

No quiso finalizar el obispo auxiliar sin encomendar a los consagrados, religiosos y religiosas de la Diócesis bajo la Trinidad Santa, la Virgen de los Ángeles –patrona de la Diócesis de Getafe- y la intercesión de la comunidad de los santos.