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Antonio Castillo y Azucena Pacheco son un matrimonio de Getafe, padres de dos chicos, Alejandro y Ángel, y feligreses de la Catedral Santa María Magdalena.

Desde hace muchos años están vinculados a la Delegación de Familia y Vida “cuando Inocente García era el delegado” y coordinan el Encuentro de Matrimonio y Familia que tendrá lugar en la Parroquia Santa Maravillas de Jesús (Getafe) el sábado 18 de febrero y que ellos definen como necesario “para fomentar la comunión de familias en la Diócesis”.

Este matrimonio diocesano no concibe su vida familiar ni su relación como matrimonio sin Jesucristo: “para nuestra familia la fe es fundamental, sobre ella construimos nuestro día a día”. 

“Damos muchas gracias al Señor por el don de la fe, es la alegría que nos anima en los buenos momentos, el consuelo de los no tan buenos, el refugio en el que cobijarnos cuando nos sentimos perdidos… no nos imaginamos como sería nuestra vida sin la fe, sinceramente” añade Antonio.

“Sin embargo, algo que hemos aprendido con los años es que la fe en la familia necesita ser acompañada, no nos podemos quedar solos. Buscar espacios y momentos para juntarse con otras familias que estén en sintonía con nosotros, que compartan nuestra fe, es imprescindible para seguir caminando” explica este matrimonio de Getafe. 

“Desde la Diócesis se fomenta que esta comunión de familias se pueda dar, con iniciativas diversas que permitan ese contacto y diálogo entre unos y otros. Un ejemplo de ello son los Encuentros de Matrimonio y Familia que se celebran todos los años, en los cuales nos juntamos un buen grupo de familias un sábado, escuchamos charlas formativas, compartimos talleres prácticos, comemos y reímos juntos y rematamos con un rato de oración y la eucaristía” insisten.

Antonio y Azucena animan a participar en este Encuentro Matrimonio y Familia que ellos coordinan y que organiza la Delegación diocesana encargada de la Pastoral Familiar, pero señalan que hay otras muchas propuestas tanto para incentivar la unidad conyugal como pensadas “para defender la vida frágil y pequeña”  puntos fuertes “como los 40 días por la vida o la peregrinación diocesana por la vida que se realiza todos los años y que congrega a un gran número de familias”.

“Creemos que como católicos debemos defender la vida en todo momento, especialmente cuando esta se presenta más vulnerable, es decir al principio y al final de la misma. No podemos estar de acuerdo con las leyes que favorecen el aborto y tampoco la eutanasia. Debemos de fomentar una cultura de la vida, se hace necesario decir un sí a la vida sin estridencias, pero también sin complejos, con el sosiego y la naturalidad que anima las causas justas” destaca Antonio, quien también es director de la Cátedra Abilio de Gregorio, para estudios de Bioética, Orientación, Sexualidad y Fertilidad.

“Somos una familia y para nosotros lo más natural es estar dentro de nuestra otra familia más grande, la diocesana y en definitiva la gran familia de la Iglesia” concluye.