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El obispo de la Diócesis, D. Ginés García Beltrán, acompañó al Movimiento de Cursillos de Cristiandad participando activamente en la última Escuela de Dirigentes del este curso que tuvo lugar el pasado 22 de junio, y en la cena de fin de curso, el domingo 25 de junio, donde la Comisión Permanente y los coordinadores de los cursillos comparten con los sacerdotes que colaboran con el Movimiento un momento de reflexión y amistad.

El día 22, en la última Escuela, el prelado diocesano, con su estilo cercano y elocuente, tuvo la amabilidad de contestar a una serie de preguntas que le plantearon sobre la Diócesis y el Movimiento de Cursillos

D. Ginés comenzó haciendo referencia al concepto de sinodalidad, resaltando que sínodo "es otro nombre de la Iglesia, misterio de comunión, pues significa caminar juntos, lo que se trasluce en estructuras de participación de los laicos, como los consejos pastorales, etc".

Así, "la Eucaristía es la expresión más grande de esas sinodalidad, y, por el Bautismo, todos los laicos estamos llamados a jugar un papel importante en la Misión de Evangelización de la Iglesia" subrayó.

Tras la introducción el obispo fue respondiendo a las preguntas que le planteaban desde Cursillos.

A la primera de ellas, relativa a la evangelización como reto de la Diócesis, D. Ginés subrayó que "estamos en un kairós, uno de esos tiempos especiales de Dios, donde la Iglesia está llamada a dar el do de pecho por la Evangelización”. 

"La Diócesis tiene aproximadamente 1.7 millones de habitantes, de los cuales sólo el 2% practican la religión católica. El pueblo llano vive en una total ignorancia sobre la fe: es tierra virgen" subrayó el obispo.

"Ya ni tan siquiera es gente que esté rebotada con la Iglesia o con Dios, es que no ha tenido ningún contacto con la religión" continuó, y añadió: "ahí es donde Cursillos tiene la posibilidad de hacer un gran papel".

Esa respuesta abrió la posibilidad de ahondar sobre ese rol que el MCC tiene en la Diócesis, cómo puede ayudar más al obispo y en qué se debe mejorar.

El obispo señaló la necesidad de "apostar claramente por el acompañamiento, para evitar que, pasada la efervescencia con que se sale del Cursillo, la gente se pierda y se vuelva a alejar o caiga en la tibieza".

"Ese acompañamiento hay que extenderlo a tres 'lugares' insistió el prelado: la juventud, futuro de la Iglesia; la familia, cuidando de quién puede ser el miembro que pueda contagiar la fe al resto de miembros de la misma, y la pobreza"

"El cuidado de los pobres, remarcó, nos hace creíbles como Iglesia, y sólo el amor nos hace dignos de la fe, esto es, nos hace Iglesia; que la Iglesia pueda dar arraigo a los inmigrantes, que, como dice el Papa Francisco en su Evangelii gaudium: 'los pobres también necesitan de Dios'".

A esto añadió D. Ginés la necesidad de "vivir sin miedo al qué dirán: tenemos que conducirnos con audacia en la evangelización".

En cuanto a los objetivos para el próximo curso, García Beltrán pidió a MCC que asumiera "el proyecto pastoral a dos años impulsado por el obispado, y  tratar de hacer una vuelta al Concilio Vaticano II", que animó a estudiar durante al menos un trimestre del próximo curso.

Después de estas respuestas los cursillistas pidieron al obispo que les diera algún consejo para atraer a la gente que vive de espaldas a Dios, a lo que D. Ginés respondió que hay que "implicar a los curas para que estos inviten a los cursillos a las personas que se acercan a las parroquias".

"Ser humildes, actuando con mucho tacto, intentando suscitar interrogantes que propicien la apertura del corazón y de la mete al mensaje de Cristo, confiando en el Señor, sin preocuparnos si parece que otros obtienen más frutos" añadió el prelado.

Por último, los miembros de MCC quisieron saber cómo ha vivido el obispo el curso que se acaba y cómo ha actuado el Señor en su vida.

D. Ginés respondió que "con mucha ilusión" resaltando "la visita pastoral a algunas zonas de la Diócesis, que proseguirá en los próximos años".

El prelado insistió en que para él "la Diócesis es una gran familia" y trata de ir conociendo poco a poco a todas sus gentes, añadiendo que "nuestra Diócesis es un gran diamante que poco a poco se va puliendo, y que encierra muchas posibilidades".

En este sentido puso varios ejemplos, como que 2000 jóvenes diocesanos participarán en la JMJ del mes de agosto en Lisboa, y por este hecho siente un gran agradecimiento al Señor, lo que le da "muchas ganas de gastar su vida por la misión que le ha encomendado de ser nuestro Pastor", añadiendo que está convencido de que "el camino diocesano puede dar cabida todos los files de la Diócesis".