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Los fieles de Moraleja de Enmedio celebraron el pasado domingo 16 de julio -fiesta de la Virgen del Carmen- el 87 aniversario de la consagración de las sagradas formas que permanecen intactas e incorruptas en la Parroquia San Millán.

Este conocido prodigio eucarístico atrae cada vez a más peregrinos que vienen a conocerlo, a adorar al Señor, y a pedir numerosas gracias. 

El festejo de este año comenzó con una sencilla vigilia el sábado 15 de julio, con la celebración votiva de la Eucaristía, y el rezo posterior del santo Rosario. El prodigio eucarístico quedó expuesto en el altar durante toda la noche, hasta el día 16 por la mañana que se reservó para la celebración de la Eucaristía. Durante toda la noche y la mañana del domingo acudieron numerosos fieles a adorar al Señor desde distintos puntos de la Diócesis. 

El domingo 16 se celebró solemnemente la Eucaristía de la Virgen del Carmen que concluyó con un acto de adoración al prodigio eucarístico. La misa fue presidida por el vicario general Javier Mairata, quien, en su predicación destacó -citando al beato Carlo Acutis-, la fuerza del mensaje que tiene un prodigio eucarístico, como signo por el que “el Señor se nos comunica”.

“Es un mensaje que trasciende el tiempo, un mensaje del amor de Dios que se concreta para el hombre actual en la situación específica que un cristiano vive hoy, donde juega un papel fundamental la Virgen: María nos enseña a vivir la Eucaristía, nos enseña a amar a Jesús en la Eucaristía, y el Señor, de la mano de María, nos recuerda que está con nosotros siempre, que nunca nos abandona” subrayó el vicario general.

“Este es el mensaje que trasciende el tiempo, llega hasta el día de hoy, llamándonos a cada uno personalmente a tomar conciencia de que Dios está con nosotros cada día hasta el fin del mundo, y nos invita, al mismo tiempo, a que seamos nosotros los que acudimos a estar con Él, para encontrar las respuestas que el corazón anhela y poder vivir en plenitud” añadió. 

Finalmente, Mairata animó a los moralejeños a sentirse privilegiados “porque Dios haya querido quedarse en este prodigio eucarístico en Moraleja”, y a sentir cercana la responsabilidad de llevar al mundo el don tan grande recibido de Dios. 

Al término de la misa el vicario general impartió la bendición final con el copón donde permanecen incorruptas las sagradas formas.