ordenados2016

12/12/2023. La Basílica del Sagrado Corazón de Jesús acogió el pasado jueves 7 de diciembre, la tradicional Vigilia de la Inmaculada, organizada por la Delegación diocesana de Juventud en colaboración con la de Apostolado Seglar y la de Liturgia.

La celebración -cargada de símbolos que ayudaron a los fieles a vivir el dogma de la Inmaculada Concepción- estuvo presidida por la patrona diocesana, la Virgen de los Ángeles, colocada en el altar en su talla de madera policromada en blanco y azul y coronada en plata.

El acto comenzó con el tradicional canto oriental dedicado a la Virgen María del Akathistos (un antiguo himno litúrgico que ensalza el misterio de María) cuya oración fue acompañado por el obispo auxiliar D. José María Avendaño y la música interpretada por parte del coro diocesano y del Seminario Mayor bajo la batuta de Javier Ávila.

A continuación, se rezaron los misterios luminosos del santo Rosario, que en esta ocasión estuvo presidido por el vicario general, Javier Mairata.

Los fieles pidieron por distintas realidades de la Diócesis: por los catecúmenos; los novios, matrimonios y familias; los misioneros y evangelizadores; los cristianos perseguidos y por las vocaciones.

Después, el obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, presidió la eucaristía en honor de la Inmaculada acompañado por el auxiliar, vicarios episcopales y sacerdotes.

El obispo en su homilía, después de los saludos a todos los presentes -y en especial al equipo de la Delegación de Juventud- destacó la importancia de la celebración y del sí de la Virgen María que hizo posible la encarnación del Salvador: "hoy, en esta solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en el corazón del Adviento, en la esperanza de la venida del Señor, la Iglesia nos invita a contemplar el misterio de la gracia".

"En el primer siglo de nuestra era, fue en un lugar, en un rincón del mundo, siempre amenazado por la guerra, por la división, por la discordia hasta nuestros días, una mujer sencilla la que hizo posible nuestra salvación" continuó el obispo.

D. Ginés siguió comparando la imagen de Eva en la lectura del Génesis, con el sí obediente de María: "cómo no pensar en aquella virgen sencilla. Apenas era una niña que está en su casa rezando, trabajando y se va a encontrar con un mensaje que la desborda".

"Es un mensaje que salta todos los límites de la lógica, de la razón humana, vas a ser madre, vas a ser la madre de Dios. María, queridos hermanos, como pasa con Zacarías, no contradice a Dios. Pero María sí que pide una explicación. ¿Cómo será eso? Yo no conozco varón. Yo no he estado con ningún hombre" explicó el obispo.

"Y aquí viene la explicación, porque lo que tú llevas en tu vientre es el Hijo de Dios. Vas a concebir por obra del Espíritu Santo" destacó D. Ginés.

"Este misterio precioso de la virginidad de María es una llamada a todos nosotros. Es una llamada a la belleza de lo humano. Es una llamada, queridos jóvenes, a la belleza del cuerpo. Es una llamada a la belleza de la creación (...) es la belleza del silencio, la belleza de la escucha que es la belleza de la aceptación de los planes de Dios en nuestra vida, es la belleza de la humildad" añadió García Beltrán.

El prelado diocesano insistió en la necesidad de belleza que tiene un mundo "que se ha acostumbrado a la frialdad. a lo feo, a lo frívolo, a lo superficial".

"Un mundo incapacitado -subrayó- para ver la belleza de Dios en lo ordinario, en lo sencillo, en lo humilde, en lo que me pide de Dios cada día, aunque a mí me cueste cumplirlo. Ahí está el camino de la belleza y solo a través del camino de la belleza, que es uno de los atributos de Dios, solo a través del camino de la belleza, llegaremos a la contemplación del rostro de Dios".

"Os invito a contemplar el rostro de María. El rostro en esta imagen de la Virgen de los Ángeles, el rostro de una niña, pero el rostro de una niña que sabe decir que sí, el rostro de una niña que vive la fe en su corazón y eso hace brotar la esperanza, que es la nuestra y eso hace brotar el amor, que es la salida al encuentro de los demás" concluyó.

Al término de la celebración el obispo también quiso dirigir unas palabras de agradecimiento a todos los que habían asistido a la Vigilia, sobre todo a los más alejados -como los fieles del arciprestazgo de Chinchón-.

"Le damos gracias al Señor, que nos ha dado una madre tan grande, una madre tan hermosa y le pedimos que seamos siempre hijos de una buena madre. Ya sabéis que aquellos que quieren a la Virgen no les falta de nada. Aquellos que quieren a la Virgen nunca perderán la fe, aunque pasen por momentos difíciles" añadió.

Para terminar D. Ginés felicitó a "todas las que lleváis el nombre de la Virgen Inmaculada, Conchas, Conchitas, a todas muchísimas felicidades en el día de vuestro santo".