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El Convento de Santa María de la Cruz y de la ‘santa Juana’ (Cubas de la Sagra) acogió el pasado 24 de junio la Ultreya diocesana de fin de curso, en la que participaron unos 50 cursillistas de toda la Diócesis de Getafe.

Como cada año, se aprovechó este encuentro para dar gracias a Dios por el curso que está acabándose a través de la celebración y de las experiencias compartidas de la actuación del Señor.

La jornada comenzó con la Eucaristía presidida por el consiliario diocesano, Yago Fernández de Alarcón, para, a continuación, escuchar el testimonio de dos miembros de la comunidad: Moncho Bugallo, de la Ultreya de Alcorcón, y Nines Gómez, de la Ultreya de Getafe.

Moncho habló de su cursillo, que compartió con dos de sus hermanos, y de cómo vive ahora entregado al Movimiento de Cursillos, con su Ultreya y sus hermanos de su reunión de grupos.

Nines recordó su alejamiento de Dios, pasando por sus experiencias con la Nueva Era, y cómo volvió al Señor, que la fue atrayendo poco a poco, conociendo distintas realidades de la Iglesia hasta llegar a este Movimiento, donde ahora sirve como corresponsable de su Ultreya.

Después de estos testimonios, Ángel Arcicollar (Arcy), uno de los jóvenes cursillistas, presentó su nueva canción, Templos Vivos, dedicada a la Ultreya, que todos disfrutaron mucho.

Tras la interpretación de ‘Arcy’, Paula María Rodríguez García, responsable de los jóvenes de Cursillos, habló de las apariciones de la Virgen en Santa Juana, y de todos los frutos y milagros que se han producido en este lugar por intercesión de la Madre.

Posteriormente, ya en el exterior, niños y mayores, organizados por grupos, participaron en varios juegos. Fue un momento muy divertido que se coronó con un reparto de trofeos, donde todo el mundo tuvo su premio.

El día concluyó compartiendo la comida y la bebida que habían llevado, pasando una preciosa sobremesa donde, además, tuvieron tiempo de comprar en la tienda del convento dulces, cruces, libros de oración, etc., y así contribuir con el sostenimiento de este bonito y santo lugar que tan amablemente les había acogido.

Finalmente, las personas que pudieron quedarse un poco más de tiempo visitaron la cripta del convento, donde Paula les explicó más detalles y anécdotas de las apariciones, historias y milagros que allí han sucedido a lo largo de los siglos.