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Los fieles de Moraleja de Enmedio festejaron el pasado sábado 16 de julio la fiesta de la Virgen del Carmen y el 86 aniversario del prodigio que ha mantenido incorruptas 16 formas consagradas desde la época de la Guerra Civil en esta localidad.

El párroco de San Millán, Rafael de Tomás, en su homilía comenzó recordando la importancia de la celebración: “celebramos hoy hermanos la memoria de Nuestra Señora del Carmen, la memoria de aquella que ha sabido levantar el alma a Dios y confiar en Él. Y lo hacemos en este día en el que conmemoramos el 86 aniversario de la Consagración de las Sagradas Formas de nuestro Prodigio Eucarístico, celebrando también cómo hace 86 años, en los inicios de la guerra civil y la persecución religiosa,  nuestros hermanos en la fe de Moraleja supieron levantar el alma a Dios confiando en Él”. 

A continuación De Tomás explicó a los fieles algunos milagros ocurridos a lo largo de la historia por intercesión de la Virgen del Carmen, y de su santo escapulario, desde que surgiera su advocación en el Monte Carmelo señalando que “esta preciosa devoción nos ayuda a confiar nuestra vida por entero a la Virgen y al Corazón de Jesús: es como una consagración a su amor y a su persona”.

Recordó también la importancia de defender la fe hasta las últimas consecuencias “y asemejarse a Cristo hasta en su muerte” destacando en referencia al 86 aniversario del prodigio eucarístico que se conmemoraba el mismo día, la valentía de los moralejeños que “en el momento más crítico de julio de 1936 levantando el alma a Dios y confiando en él, protegieron y custodiaron con su propia vida al Sagrado Corazón de Jesús, presente en la Eucaristía, para evitar que fuera profanado”.

“Supieron verdaderamente vivir vestidos de Cristo y de María, de ese vestido que nos une a Cristo y nos infunde su mismo amor, para estar dispuestos a morir si hace falta por él, a partir de este mundo cuando él quiera, porque sabemos que ese vestido no es de este mundo, sino que es el del Cielo” subrayó el párroco.

Quiso también De Tomás invitar a los fieles que le escuchaban a poner su esperanza en Cristo y en la Virgen María, ante todas las vicisitudes de la vida: “los acontecimientos de la vida, en tantas ocasiones imagen de ese mar terrible, grande y temeroso siguen retratando si tenemos o no tenemos fe. No hay otro camino para nosotros que decirle al Señor con fe, de la mano de María: "A Ti Señor levanto mi alma, Dios mío, en ti confío (Ps 24,1)".

“Cuando tengas tentaciones y la sensualidad azote con su furia, besa a la Virgen del Carmen. Cuando tengas agobio y estés estresado por mil cosas, agarra con firmeza tu cadena al cuello o tu escapulario, cuando arrecien las pruebas, los sufrimientos o dolores, reaviva quien estaba al pie de la Cruz y recibiste por Madre. Recuerda que gran protectora te acompaña, a quien te muestra y hacia donde te conduce. Ella serena las olas en tu navegar cotidiano. Háblale al oído, y ella te escuchará” recomendó el sacerdote.

Al término de la celebración se procedió a realizar un acto de adoración y se impartió la bendición con el prodigio eucarístico.