El Adviento nos invita a la fidelidad, a la lucha y a la generosidad

EL ADVIENTO NOS INVITA A LA FIDELIDAD, A LA LUCHA Y A LA GENEROSIODAD

El próximo domingo la Iglesia comienza el tiempo litúrgico de Adviento.
El Adviento es el tiempo fuerte de la esperanza cristiana. Es un tiempo para
hacer más viva nuestra esperanza, pero no una esperanza efímera, pequeña,
que se desvanece ante cualquier adversidad, sino una esperaza que llena de
sentido y de luz todas las pequeñas esperanzas que van jalonando la vida
del ser humano: una esperanza que no defrauda.


Una esperanza
1. Que se apoya en la venida histórica de Cristo a nuestro mundo: “El
Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
2. Que sabe que esa Palabra hecha carne es Jesucristo que compartió
nuestra condición humana y fue igual en todo a nosotros menos en el
pecado y volverá lleno de fuerza y de gloria al final de los tiempos.
3. Que experimenta la presencia permanente de Cristo hoy, entre
nosotros en la vida de la Iglesia: en la Palabra, en los Sacramentos,
en el amor ala prójimo.


El adviento nos invita a vivir unas actitudes cristianas que son esenciales
para crecer en santidad:
1. La fidelidad a la propia vocación. . El adviento es un tiempo
propicio para preguntarnos: “¿Cómo estoy viviendo la vocación a la que
Dios me ha llamado? Y si esa vocación no está aun suficientemente
definida, preguntarme: “¿Señor qué quieres de mi?” Es dejar que Dios
entre en mi vida, que sea Él quien conduzca mi vida. Es situarme ante Él en
actitud de total fidelidad, buscando y deseando lo que Él quiere en mi vida
familiar, en mis responsabilidades profesionales, en mis tareas apostólicas,
en mi vida espiritual, cuidando y cultivando el encuentro con el Señor, en
la oración, en los sacramentos en la formación cristiana.


2. La actitud de lucha para ir conformando mi vida con las
exigencias que Dios hace sentir en mi alma. El adviento nos invita a no
dormirnos, a estar vigilantes, a no dejarnos arrastrar por formas de vida
que nos desvían del plan de Dios sobre nosotros, a no dejarnos dominar por
la pereza, por el abandono o la dejadez. Es tiempo de lucha y de esfuerzo
para que crezca nuestra libertad y nuestra vida, fortalecida por el don del
Espíritu Santo y por la gracia, que cura las heridas del pecado, se oriente
hacia la verdad y el bien.

3. La actitud de generosidad: no contentarnos con las “medias
tintas”, tener deseos de cosas grandes, aunque esto suponga renuncias y
sacrificios. “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia”, es decir,
“hambre y sed de cosas grandes; hambre y sed de santidad”

En este clima de esperanza, de fidelidad a la propia vocación, de
lucha y de generosidad, se comprende muy bien la invitación de Juan el
Bautista a preparar el camino del Señor: es una llamada al dinamismo, al
entusiasmo y a la responsabilidad para que esta esperanza que llena nuestra
vida no se quede sólo en nosotros sino que se proyecte en el entorno social
en el que nuestra vida esta inmersa. Tenemos que abrir caminos para que la
luz de Dios llegue a todos los hombres. Hemos de abrir caminos de
evangelización en la catequesis, en la liturgia, en la caridad. Hemos de
ayudar y preparar a los jóvenes para el matrimonio y la vida familiar.
Hemos de abrir caminos para que la vida en los ambientes donde vivimos
sea cada vez más fraterna y mas humana.
Estoy seguro de que en vuestras parroquias y comunidades cristianas
encontrareis muchos medios para vivir este tiempo de Adviento con mucho
fruto. No lo dejéis pasar de largo. Aprovechad este tiempo para acercaros
mas a Dios.
Un saludo cordial para todos y mi bendición.

SAN JUAN PABLO II, PATRONO DE EUROPA

Hace unos días el cardenal Estanislao Dziwisz,  que fuera secretario particular  de Juan Pablo II  durante mas de cuarenta años, sugería en Polonia en el Congreso Europa Chistri, que sería muy bueno nombrar a Juan Pablo II copatrono de Europa, junto a los otros santos que ya lo son.

Esta petición responde a que Europa “está siendo seriamente amenazada por la crisis ideológica, el nacionalismo excluyente, el debilitamiento de la familia, el colapso demográfico, las crisis migratorias (…) y necesita la ayuda del cielo y el ejemplo de los santos, porque sola no puede responder a estos desafíos. Y no hay santo más contemporáneo que comprenda nuestro tiempo mejor que S. Juan Pablo II”

La Fundación Educatio Servanda, que tiene en nuestras diócesis los colegios Juan Pablo II de Alcorcón y de Parla, ha querido sumarse a   esta sugerencia del cardenal polaco y ha iniciado una campaña de firmas para promover esta iniciativa y solicitar al Papa Francisco que proclame copatrono de Europa a S. Juan Pablo II.

Me uno a esta propuesta y aprovecho la ocasión para destacar la importancia  que la figura de Juan Pablo II, su testimonio y su mensaje,  ha tenido y debe seguir teniendo en la construcción de un a Europa que siendo fiel a su raíces cristianas sea un faro de civilización y un estímulo de progreso en el mundo.

Siguen teniendo una gran actualidad las palabras pronunciadas por Juan Pablo en el año 1982 en Santiago de Compostela en las que el santo papa, interpelando a Europa le dice: “Yo, obispo de Roma y pastor de la Iglesia Universal, te lanzo vieja Europa, un grito lleno de amor: vuelve a encontrarte. Se tu misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu  unidad espiritual, en un clima de respeto a las demás religiones y a las genuinas libertades (…)  Si Europa es una y puede serlo con el debido respeto a todas las diferencias, incluidas las de los diversos sistemas políticos; si Europa vuelve a pensar en la vida social, con el vigor que tienen algunas afirmaciones de principio  como las contenidas en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre o  en el Acta final  de la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa; si Europa vuelve a actuar, en la vida específicamente religiosa, con el debido reconocimiento y respeto a Dios, en el que se basa todo el derecho y toda la justicia; si Europa  abre nuevamente las puertas a Cristo y no tiene miedo de abrir a su poder salvífico los confines de los estados, los sistemas económicos y políticos,  los vastos campos de la cultura, de la civilización  y del desarrollo, su futuro no estará dominado por la incertidumbre y el temor, antes bien se abrirá a un nuevo periodo de vida, tanto interior como exterior, benéfico y determinante para el mundo, amenazado constantemente por las nubes de la guerra y por un posible ciclón de holocausto atómico”

El reconocimiento de Juan Pablo II como copatrono de Europa ayudará sin duda a tenerle mas presente entre nosotros, con su intercesión, con su magisterio y con el ejemplo admirable de su vida.

Para todos, un saludo cordial y mi bendición.

Miguel Aguado, Padre de familia, mártir de Cristo

El sábado pasado, 11 de noviembre, se celebró en Madrid la beatificación de sesenta mártires de la familia vicenciana, asesinados por odio a la fe en el año 1936.

Entre los nuevos beatos había sacerdotes, monjas y seglares. Todos murieron por el único delito de ser católicos. Y murieron amando y perdonando.

Uno de los trece seglares beatificados era Miguel Aguado Camarillo, congregante de la Medalla Milagrosa y padre de cuatro hijos, que fue denunciado por sus vecinos. Fue asesinado en Paracuellos, sin juicio previo, dejando una viuda con apenas treinta años y cuatro niños a su cargo: Ángela de seis años, Carmen de cuatro años, Miguel de dos años, y Gloria de seis meses.

El ya Beato, Miguel Aguado, vivía con su familia en una humilde buhardilla en la calle Ponzano n.38 y trabajaba como mozo en un almacén de neumáticos. En su recordatorio dice: “Era un pobre obrero y pertenecía a la Compañía del Cerro de los Ángeles, a la Adoración Nocturna y era caballero de la Milagrosa.”

Miguel Iba a Misa todos los días muy temprano a la Basílica de la Milagrosa y este hecho llamaba la atención porque Miguel y su esposa eran los únicos vecinos del edificio, conocidos por todos como fervientes católicos. Fue por esto por lo que varios vecinos decidieron denunciarle y alertaron a los milicianos para que vinieran a su casa a detenerle. Finalmente fue arrestado el 29 de octubre de 1936.

Miguel Aguado fue trasladado a la cárcel Modelo de Madrid y de allí a la cárcel de la calle Porlier, famosa porque desde allí siempre se salía para el fusilamiento. Junto con 25 compañeros este padre de familia fue fusilado en Paracuellos del Jarama el 27 de noviembre de 1936, precisamente en la festividad de la Virgen Milagrosa de la que era congregante.

Si admirable es el testimonio de fe de Miguel, también lo es el de su joven esposa, María. Era muy valiente y soportando las mayores humillaciones y groserías acudía a verle a la cárcel con sus cuatro hijos.

Pero ella, lejos de odiar, se apoyó en la fe y no buscó venganza. Podía haberlo hecho, después de la guerra porque conocía a los que denunciaron a su marido, que eran vecinos suyos, pero no lo hizo.

Según recoge la revista Alfa y Omega, la segunda hija del nuevo beato contó, antes de morir en 2015, como vivió su madre aquel momento: “La recuerdo siempre vestida de negro, trabajando en todo lo que podía para sacarnos adelante. Siguió muy devota de la Milagrosa y nos enseñó a todos a confiar en Dios. Todas las noches, antes de acostarnos, nos hacía rezar por nuestro padre para que gozara ya del cielo y por el alma de los asesinos para que Dios les convirtiera y fueran también al cielo. No me cabe la menor duda de que nuestro padre aceptó la muerte por el Señor porque era muy buen cristiano. Sabemos que el ambiente en la cárcel era como de unos ejercicios espirituales. Allí se rezaba el rosario y los sacerdotes que estaban con ellos les animaban en la fe les daban la absolución.

En el Prefacio de los mártires decimos: “Te damos gracias Señor porque en la sangre de los gloriosos mártires, derramada como la de Cristo para confesar tu nombre, manifiestas las maravillas de tu poder, porque en su martirio, Señor, has sacado fuerza de lo débil, haciendo de la fragilidad tu propio testimonio”

Que el ejemplo de los mártires y su intercesión nos ayuden a ser fuertes en la fe, a vencer nuestros miedos y a dar testimonio valiente de Cristo allí donde estemos.

Para todos, un saludo cordial y mi bendición.

Recuperar la confianza en las instituciones

Ante la situación tan difícil que estamos viviendo en Cataluña, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ha hecho, hace unos días, una Declaración exhortando a los católicos a la oración y al dialogo y citando al final unas palabras pronunciadas por los obispos, con motivo del golpe de Estado del 23 de Febrero de 1981 que quiero subrayar: “es de todo punto necesario recuperar la conciencia ciudadana y la confianza en las instituciones, todo ello en el respeto de los cauces y principios que el pueblo ha sancionada en la Constitución” Implícitamente, con esta cita, está reconociendo la Comisión Permanente que lo que sucede en Cataluña tiene mucho que ver con un golpe de Estado.

Ya, en otra ocasión, el 23 de Noviembre de 2006, en un importante documento titulado “Orientaciones morales ante la situación de España” habían dicho los obispos: “La unidad histórica y cultural de España puede ser manifestada y administrada de muy diversas maneras. La Iglesia no tiene nada que decir acerca de las diversas fórmulas políticas posibles. Son los dirigentes políticos y, en último término los ciudadanos, mediante el ejercicio del voto, previa información completa, transparente y veraz, quienes tienen que elegir la forma concreta del ordenamiento jurídico político más conveniente. Ninguna fórmula jurídica tiene carácter absoluto, ningún cambio podría tampoco resolver automáticamente los problemas que puedan existir. En esta cuestión la voz de la Iglesia se limita a recomendar a todos que piensen y actúen con la máxima responsabilidad y rectitud respetando la verdad de los hechos y de la historia, considerando los bienes de la unidad y de la convivencia de siglos y guiándose por criterios de solidaridad y de respeto hacia el bien de los demás. En todo caso habrá de ser respetada la voluntad de todos los ciudadanos afectados, de manera que las minorías no tengan que sufrir imposiciones o recortes de sus derechos, ni las diferencias puedan degenerar nunca en el desconocimiento de los derechos de nadie ni en el menosprecio de muchos bienes comunes que a todos nos enriquecen.(n. 72)

Y, sobre este punto del bien común también se habían pronunciado los obispos en otro documento anterior, de 31 de diciembre de 2002, en el que decían: “Poner en peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de España, sin valorar las graves consecuencias que esta negación podría acarrear no sería prudente ni moralmente aceptable. Pretender unilateralmente alterar este ordenamiento en función de una determinada voluntad de poder local o de cualquier otro tipo, es inadmisible. Es necesario respetar y tutelar el bien común de una sociedad pluricentenaria.”

Y concluían los obispos, en este documento, con una exhortación, que hago mía “Con verdadero encarecimiento nos dirigimos a todos los miembros de la Iglesia, invitándoles a elevar oraciones a Dios a favor de la convivencia pacífica y la mayor solidaridad entre los pueblos de España, por caminos de un diálogo honesto y generoso, salvaguardando los bienes comunes y reconociendo los derechos propios de los diferentes pueblos integrados en la unidad histórica y cultural que llamamos España”

Para todos, un saludo cordial y mi bendición

Lo que nos viene encima

El pasado martes 19 de Septiembre fue admitido a trámite en el Congreso de los Diputados un proyecto de Ley contra la discriminación por orientación sexual, presentada por el grupo parlamentario Unidos-Podemos. La proposición de Ley fue admitida con 202 votos a favor, 124 abstenciones (las del grupo Popular) y dos votos negativos.

La organización internacional de juristas “Alianza para la defensa de la libertad” (ADF), especializada en la defensa de la familia y de la libertad religiosa, ha presentado un informe jurídico sobre este proyecto de Ley, que concluye diciendo: “Recomendamos encarecidamente al Parlamento español votar en contra de esta Ley” Esta organización que tiene carácter consultivo en Naciones Unidas y acreditación en el Parlamento Europeo y en otras importantes organizaciones internacionales dice que, aunque el fin de la Ley, que es el de acabar con la discriminación por orientación sexual, es loable, sin embargo su contenido es inadmisible por lo que supone de violación de derechos fundamentales, tales como la presunción de inocencia, el derecho de los padres a ser los primeros educadores de sus hijos y, sobre todo la violación de la libertad de expresión. Dice el informe que este proyecto de Ley invade de forma indebidamente amplia áreas que la Unión Europea ha encontrado demasiado controvertidas para legislar sobre ellas.

No cabe duda de que este proyecto de Ley es un paso más para introducir la llamada “ideología de género”, de forma coactiva en nuestras instituciones educativas, sanitarias y culturales. La “ideología de género” es hoy una especie de religión laica con dogmas, sanciones, censura y tribunales, que se quiere imponer como modelo de educación sin respetar el derecho de los padres a educar a sus hijos sobre la base sus propias convicciones y principios.

Pero, ¿Qué es la ideología de género?. Se puede decir que el núcleo fundamental de esta ideología es el “dogma” pseudocientífico según el cual el ser humano nace sexualmente neutro. Hay –sostienen- una absoluta separación entre sexo y género. El género no tendría ninguna base biológica: sería una mera construcción cultural. Desde esta perspectiva la identidad sexual y los roles que las personas de uno y otro sexo desempeñan en la sociedad son productos culturales, sin base alguna en la naturaleza. Cada uno puede optar en cada una de las situaciones de su vida por el género que desee, independientemente de su corporeidad masculina o femenina. En consecuencia “hombre” y “masculino” podrían designar tanto un cuerpo masculino como femenino; y “mujer” y “femenino” podrían señalar tanto un cuerpo masculino como femenino.

Para introducir esta ideología hemos asistido a una, muy bien estudiada manipulación del lenguaje, que ha propagado un modo de hablar que enmascara algunas de las verdades básicas de las relaciones humanas. Es lo que ha ocurrido con el término matrimonio, cuya significación se ha querido ampliar hasta incluir bajo esta denominación algunas formas de unión que nada tienen que ver con la realidad matrimonial.

De esos intentos de deformación lingüística forman parte, por señalar algunos, el empleo de forma casi exclusiva del término “pareja”, cuando se habla del matrimonio; la inclusión en el concepto “familia” de distintos “modos de convivencia”, mas o menos estables, como si existiese una especia de “familia a la carta” y el uso del vocablo “progenitores” en lugar de los de "padre" y “madre”

Creo que, ante lo que se nos viene encima, es fundamental que cuidemos mucho una buena formación, sobre todo los padres, educadores, y parlamentarios católicos, en este tema tan esencial de la verdad del amor humano y que, dentro de las normas que nos permite un estado democrático, levantemos nuestra voz y denunciemos este tipo de leyes que se sustentan en unos presupuestos ideológicos contrarios a la naturaleza misma del ser humano y que quebrantan derechos fundamentales que tenemos la obligación de promover y defender. Para todos, un saludo cordial y mi bendición.